En sus comienzos, por los años '80, la medicina reproductiva alcanzaba una eficacia del 13 al 15%, mientras que la fertilidad normal de la pareja solía ser del 20 al 25%. Hoy ya se llega, en ciertas circunstancias, a un 50% de eficacia cuando se recurre a tratamientos que ofrece la medicina reproductiva. Rosario3.com consultó a Carlos Morente, médico especialista en la materia, quien respondió a las inquietudes planteadas.

¿Cuál es el objetivo de la medicina reproductiva en el mundo?

Obtener un embrión, para que puesto en el útero genere un embarazo y un recién nacido sano. El camino recorrido hasta hoy nos ha permitido acceder a conocimientos y lograr herramientas para mejorar este objetivo. Cuando comenzamos con los primeros tratamientos, un éxito era obtener el 12 al 15% de embarazos; hoy es llegar al 45% o 50%. Esta mejora se evidencia en resultados y en dar respuesta a situaciones patológicas que hace 10 o 20 años no tenían ninguna chance terapéutica. En la actualidad, son excepcionales las circunstancias imposibles de tratar con los recursos disponibles en Reproducción Humana.

¿A ese embrión se lo puede estudiar en mayor profundidad?

Sí podemos, durante mucho tiempo, la observación morfológica, el aspecto de sus células y el crecimiento durante el cultivo in vitro, eran los parámetros utilizados para evaluar la viabilidad del embrión, elementos que aún hoy, mantienen su vigencia y valor crítico. Se ha trabajado en medir sustancias producidas por el embrión en su cultivo, productos metabólicos que pudieran dar indicio de su vitalidad e integridad. Aún no aparecen resultados concluyentes pero es un camino de la investigación científica.

Otro gran capítulo es la genética: podemos estudiar su condición cromosómica, su condición genética. Hoy podemos al embrión en cultivo sacarle una célula, procedimiento que sabemos no lo daña, pues son células externas que lo rodean y pueden evaluarse para excluir o identificar numerosas enfermedades incompatibles con la vida o productoras de patologías muy severas. Mientras esperamos los resultados, al embrión se lo criopreserva y luego se lo descongela y transfiere al útero. Se llama diagnóstico genético preimplantacional, o PGS, y actualmente PGT: al conjunto de técnicas dirigidas a este fin. También en este sentido, se está trabajando para recuperar ADN del medio de cultivo que sea un predictor confiable de las condiciones del embrión y evitar su biopsiado. Por ahora en fase experimental

¿Qué se busca, en realidad, con este exhaustivo estudio genético?

Con este gran avance podemos detectar algunas enfermedades incompatibles con la vida o que producen severos daños. Solamente eso, estamos en la fase de identificación. Cada vez más por diferentes razones, sociales, laborales, profesionales, las parejas posponen la paternidad. Cada vez más ustedes reciben personas que están en edad límite o la han superado; quiere decir que se justifica hacer en estas personas o en las parejas, este tipo de análisis: ¿Serían las personas a elegir para este tipo de estudios?

En una reunión latinoamericana a la que asistieron representantes de Europa y Estados Unidos, en la que participé hace algunos días, justamente ésta fue la pregunta. Si el avance es bueno y lo tenemos, entonces¿a quién sí y a quién no? Cualquier paso médico requiere reflexión sobre sus alcances y reales beneficios, para ello se necesita tiempo, experiencia y resultados en distintas situaciones.

Hoy está principalmente dirigido a personas con fallos repetidos en su implantación, edad reproductiva avanzada, abortadoras recurrentes, presencia de enfermedades heredables o alteraciones génicas en embarazos previos. Es posible que estas indicaciones se extiendan y veremos hasta dónde o quiénes. Sí está establecido, que la tasa de embarazo mejora, la tasa de abortos disminuye y la cantidad de nacidos aumenta.

¿Pero la demanda de las parejas que no pueden alcanzar su deseo de paternidad, debe haber puesto a la medicina reproductiva frente a verdaderos desafíos?

El tiempo y el conocimiento nos permitieron evolucionar y nos animamos a tener el embrión en cultivo, fuera del útero, más tiempo para poder observarlo, mejorar los cultivos y transferirlo en momentos más adecuados o sea de mayor receptividad uterina. Junto a los procedimientos antes mencionados y mayores estudios del útero en su capacidad implantatoria, son elementos que contribuyen a mejores y mayores resultados.

En paralelo, la sociedad va cambiando y con el apoyo de los avances científicos, se van solicitando nuevas técnicas que darán respuesta a variantes sociales presentes. Aprendimos además que la mujer y el hombre normales, tienen un porcentaje de sus óvulos y espermatozoides con alteraciones cromosómicas. Estas alteraciones a veces se reparan mutuamente en la unión de ambos, proceso formidable de la biología, donde sin duda, la edad de las personas que las producen, influye en esta aptitud.

Cuando hablamos de edad, ¿influye más la edad femenina que la masculina?

Sí. Aunque en este momento estamos viendo que la edad masculina, también influye. Esto es relativamente nuevo. Aunque menos acotado que en la mujer, la edad masculina puede afectar su aparto reproductivo, a partir de los 50 años, aumentando su ineficiencia reproductiva; ya que no sólo la edad afecta a la cantidad sino a la calidad de los espermatozoides. El hombre después de los 45 a 50 años, deberá tener en cuenta los riegos que también podrían aparecer de origen espermático.

¿Esto es motivo hoy, en los consultorios de ustedes, de charla con las parejas?

Sí. Los hombres durante un tiempo estaban exceptuados del tema de la edad. Hoy sabemos que no es tan así. Así esto es motivo de charla con la pareja ya que el embarazo es una interacción feliz entre dos personas. Esta interacción genera adquisiciones y además algunos problemas para ir atendiendo, a los que debemos evaluar y si es necesario intentar corregir en la medida de lo posible.

Carlos Morente
Carlos Morente | Médico Ginecólogo, especialista en Medicina Reproductiva | Matrícula: 6709 | Proar Centro Médico (Güemes 2349)