En el Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI) reciben entre 30 y 50 consultas al mes, por discriminación en blogs, redes sociales y comentarios en los foros de las páginas on line. “Es una cruzada cultural e ideológica que tiene que ver con erradicar los mensajes que reproducen prejuicios preexistentes o incentivan el odio”, explica María José Lubertino, titular de la entidad. “Somos respetuosos de la libertad de expresión y entendemos la lógica de Internet, pero las empresas deberían tener algún tipo de intervención”, agrega la presidenta del INADI.
“¿Deseas unirte a este grupo?” es la pregunta que brilla por estos días en las casillas de e-mail y en los muros de Facebook. Así, con la tentación de “formar parte” con solo un click, los usuarios, quizá, sin pensar demasiado y amparados por el anonimato, adhieren a consignas polémicas o discriminatorias.
Lo cierto es que son muchos los grupos que en las redes sociales y otros “guetos cibernéticos” despachan sin tapujos mensajes xenófobos, racistas y agresivos. “Las personas que llegan a formar grupos extremos evidentemente exponen lo que piensan en la vida real, hay como una valentía o despreocupación tácita de que nadie hará ni dirá nada si se pide la muerte de alguien, que es sólo una expresión perdida en el ciberespacio”, asegura Edgardo Lurig, miembro del Consejo en Nuevas Tecnologías de la Comunicación e Información.
También están los que se agrupan para manifestar su bronca contra las tribus urbanas. Un ejemplo es la FAF (Fuerza Anti Flogger), que ya tiene más de 3 mil miembros .Los exabruptos constantes, las frases hirientes y los insultos discriminatorios hacen que la red a veces se transforme en una verdadera batalla campal. En la Argentina, como en la mayoría de los países, no existe legislación al respecto y es muy difícil identificar a los internautas que asumen estas prácticas como cotidianas.
Cristian Borghello, director del sitio Segu-info, dedicado a la seguridad en Internet, dice que algunos grupos de Facebook pueden arrastrar a cualquier persona a cometer delitos, sobre todo a menores que aún no tienen bien formada su opinión. “Es muy difícil desarticular estos grupos por el anonimato, además la mayoría de los sitios web de redes sociales están ubicados en países extranjeros, lo que dificulta el acceso a una denuncia”, explica el especialista.
Fuente: Perfil


