El embarazo produce cambios fisiológicos significativos y complejos. Las modificaciones hormonales inducidas por un embarazo normal pueden ejercer efectos significativos sobre la piel de la mujer gestante. La protección frente a los posibles daños del sol se vuelve fundamental

“Algunos de los cambios fisiológicos, explica la doctora Leticia V. Marcos, se deben tanto a la producción de proteínas y hormonas esteroides por la unidad fetoplacentaria como a la mayor actividad de las glándulas hipófisis, tiroides y suprarrenales maternas. Aumenta la disponibilidad plasmática de estrógenos, progesterona y una diversidad de andrógenos. Asimismo, se producen cambios en las concentraciones de algunos esteroides suprarrenales como cortisol, aldosterona y desoxicorticosterona”.

La profesional explica que “la hiperpigmentación es evidente desde una fase temprana del embarazo, es normal en el 90% de las mujeres y es más pronunciada en mujeres de piel oscura. Estos efectos son más visibles en las áreas naturalmente hiperpigmentadas como aréolas, genitales externos y periné. Las regiones más susceptibles a la fricción, tales como las axilas y la parte interna de los muslos, también pueden mostrar hiperpigmentación. La línea blanca abdominal, que se extiende desde el ombligo al pubis, también se oscurece. Asimismo, los nevos o las efélides (pecas) preexistentes también se hiperpigmentan durante la gestación”.

La hiperpigmentación de la cara o “máscara del embarazo”, se denomina melasma. También se la conoce por el nombre de cloasma, denominación más antigua, y está restringida solamente a la lesión que se manifiesta durante el embarazo.

El melasma se observa en casi la mitad de la población de mujeres embarazadas. Sólo el 10% de los casos corresponde al sexo masculino. Se trata de una hipermelanosis asintomática que se produce con exclusividad en áreas expuestas al sol. También puede presentarse en las manos y los brazos. Si bien todas las razas están afectadas, hay un predominio particular entre los latinos -en especial los originarios del Caribe- y los asiáticos.

La doctora Marcos detalla que “clínicamente puede manifestarse de tres formas que afectan la cara en forma simétrica. La más común es la centro facial que se manifiesta como máculas pardas, con bordes geográficos de intensidad variable, irregulares, que respetan cierta simetría y se extiende sobre la piel de las mejillas, dorso de la nariz, frente, labio superior y mentón. Existen todas las gradaciones, desde formas moteadas hasta verdaderas placas pigmentadas. El tinte oscila entre amarillento y pardo oscuro. Las otras dos formas -menos comunes- son la malar, que abarca las mejillas y la nariz, y la mandibular que afecta la rama de la mandíbula”.

Existen medidas básicas que deben tomarse durante el embarazo:

• Evitar la exposición solar, especialmente desde las 10 hasta las 17.

• Uso de pantalla solar diariamente. Aplicarla uniformemente sobre la piel limpia y seca, media hora antes de la exposición solar. La pantalla debe estar formulada con compuestos que sean capaces de absorber tanto la radiación UVB como UVA, con un FPS (factor de protección solar) elevado -preferentemente 30- y resistente al agua.

• En el caso de exposición directa al sol: asociar el uso de las pantallas solares con ropas y accesorios que actúen bloqueando la luz solar, tales como sombreros de ala ancha, parasoles, ropas protectoras preferentemente de algodón (tejidos de trama densa), que cubran la mayor parte del cuerpo.

• Beber abundante cantidad de líquido (2 – 3 litros / día).
Debe tenerse en cuenta que estas medidas de fotoprotección, no sólo protegen de la aparición de melasma, sino también de todos los efectos perjudiciales de la radiación UVB y UVA sobre la piel, que contribuyen a la carcinogénesis y al fotoenvejecimiento cutáneo.

La radiación ultravioleta emitida por la luz solar es beneficiosa para facilitar la absorción de calcio, a través de la síntesis de vitamina D. El calcio es fundamental entre los requerimientos nutricionales de la mujer embarazada. Por esa razón -entre otras- el sol tomado con moderación y teniendo en cuenta las medidas anteriormente citadas, no deja de ser una fuente de vida y salud.

Fuente: Materna