Particular mundo el de las cábalas. Y bastante extendido, por cierto. Se hace difícil creer que existe tanta gente dispuesta a llevar a cabo los actos más extraños y osados con tal de que ocurra algo que fervorosamente desean. Y lógico, por cierto, que deban pagar el contar como aliada a la fortuna con acciones desagradables, porque sería fácil prometer darse una indigestión de alfajores de dulce de leche o pasar dos días y medio de boliche en boliche si el equipo del cual uno es hincha gana el fin de semana.
Algo de eso ocurre con Damián Díaz, futbolista de Rosario Central: el Kitu contrajo, en vísperas del clásico de la ciudad, la obligación de afeitarse la cabeza en que caso de que el derby cayera en manos canallas, y conocido el resultado deberá ahora someterse a ese indeseable ritual para dejar limpia su conciencia.
“Todavía tengo una alegría bárbara” dijo el volante, en diálogo con el periodista Javier Cigno, de Fuera de Juego por Radio. “Y ahora me tengo que pelar por una promesa que hice. Total, el pelo crece. Cuando el pelo crece, uno se olvida de que estaba pelado, pero ese partido no se olvida nunca más. Fue una alegría impresionante. La verdad, al final abracé al árbitro, al primero que tenia al lado” agregó.
Díaz, que debió ver el clásico desde el banco hasta que Ischia determinó su ingreso, en el segundo tiempo, tendrá el próximo viernes ante San Lorenzo la oportunidad de actuar otra vez desde el arranque: “Desde que empecé en Primera por ahí me tocó jugar casi todos los partidos de titular, pero ahora venía en el banco. S posible que con San Lorenzo me toque jugar de titular otra vez, y estoy muy contento de que me tengan en cuenta” confió.
En relación a la posición que ocupará en la cancha ante el Cuervo, Kitu contó que se moverá como carrilero por izquierda: “La idea es que ahora que no esta Núñez (Gervasio, expulsado), yo haga el mismo laburo. Lo único que va a ser diferente es que yo puedo hacer diagonales por adentro y el Kily (González, que será doble cinco) por afuera, cuando nos crucemos. Si no, será igual”. Pero ese no es su puesto preferido: “Y, es más lindo jugar de enganche. Siempre jugué ahí, es más cómodo”. Pero inmediatamente aseguró: “Igual, mientras esté entre los once, cualquier posición me viene bien”.
Y a continuación saludó y se fue, no sin antes recordar su paso obligado por el peluquero: “Me toca hacerlo antes de concentrar, porque si no, no me dejan jugar. Me quiero morir, je”.
Damián Díaz y la alegría de un canalla doblemente feliz


