El bruxismo es una actividad ''parafuncional'' realizada durante el sueño y/o vigilia que consiste en el apretamiento y/o frotamiento de los dientes.
Hay que estar atentos a su evolución e intensidad intentando reducir las posibles causas que lo provocan para que el niño duerma más relajado y evitar problemas derivados.
Se identifica con ruidos nocturnos. En los niños suele presentarse generalmente mientras duermen a partir de los 2 años, pero existen casos de niños que bruxan antes de esa etapa.
En la mayoría de los casos se trata de un hábito del desarrollo que acompaña la dentición que estimula la formación muscular y ósea de los huesos de la cara.
Se da con más frecuencia en niños entre 6 y 10 años coincidiendo con la caída de los dientes de leche y la salida de los definitivos.
Inicialmente no es necesario ningún tratamiento, sin embargo si perdura en el tiempo puede provocar una serie de problemas en el niño, como dolor de cabeza y músculos de la mandíbula, cuello y oído, así como también desgastes en los dientes.
Por lo tanto, como suele tratarse de un proceso fisiológico común, lo primero es esperar. Si pasados varios meses el niño sigue frotando sus dientes, debemos acudir al odontólogo para buscar las causas.
Cuando el bruxismo no se debe a un proceso fisiológico natural, puede estar causado por factores psicológicos o físicos. Por ejemplo situaciones estresantes como una mudanza, nacimiento de un hermano, separación de los padres, el ingreso escolar o bullying en donde el bruxismo puede ser una forma para liberar tensiones acumuladas. No obstante puede tener una causa física como una mala posición de los dientes.
También se suele pensar que en niños el bruxismo muchas veces puede coincidir con la presencia de parásitos intestinales, ya que la incomodidad que estos provocan se traduce en intranquilidad y tensión del niño.
¿Como solucionarlo?
En primer lugar hay que descartar con el pediatra la presencia de parásitos.
Que el niño disminuya la actividad física y mental antes de irse a dormir. Que se acueste lo más relajado posible. Por ejemplo, darle un baño caliente antes de dormir, escuchar música, leerle un cuento. Si bruxa mientras esta recostado también se lo puede intentar cambiar de posición.
Se deben evitar malos hábitos como morder lápices o comer las uñas.
No es conveniente que se quede dormido con el televisor encendido.
Si estas estrategias no funcionan lo ideal es concurrir a su odontopediatra de confianza.
Odontopediatria - Centro Odontológico Privado
Mat. 4760/02



