En España ya no saben que hacer para combatir el estrés. Primero llegó la tendencia del Paintball, utilizada hasta por las mismas empresas para preservar la salud mental de sus empleados, luego los juegos de guerra con Kaláshnikov de juguete y más tarde destrozar autos en una chatarrería al son del rock pesado.
Pero todos estos remedios de importación para combatir el estrés de la vida moderna y hacer una catarsis que permita hacer correr la adrenalina, no son nada, al lado de la última incursión en este tipo de terapias: se llama "Deroombing" y consiste en destrozar las habitaciones de un hotel con el beneplácito de los directivos de la empresa y con el objetivo de sacar toda la bronca de adentro.
Como Charly García
Cuales estrellas de rock and pop pero sin acabar en la cárcel, cerca de mil "personas comunes" pero estresadas respondieron a la convocatoria de un hotel internacional que pidió "ayuda" a la hora de destrozar parte de un establecimiento de la cadena.
La cadena hotelera española NH seleccionó a un grupo de 30 personas realmente estresadas para que hicieran un "trabajito" en su Hotel NH Alcalá de Madrid, ubicado frente al parque del Retiro.
Enrique Tellechea, director de marca dentro del departamento de marketing de esta cadena, explicó que la idea no se les ocurrió a ellos, sino que responde a "una petición del oyente". "Siempre estamos remodelando nuestros hoteles y algunos clientes preguntaban si podían participar en las obras y se ofrecían hasta a destruir los muebles", indica Tellechea. Y añade: "Así que pensamos, ¿por qué no?".
Sí son, en cambio, los creadores del divertido término, "deroombing", neologismo hecho según los cánones del spanglish a partir del vocablo español derrumbar y del inglés room (habitación). Tellechea aclara que "ni mucho menos se trata de tirar abajo el edifico", cuya "estructura y fachada no se tocan". "Estamos hablando de una reforma interior que afectará a las habitaciones: solería, mobiliario, pintura", dijo.
No soluciona pero relaja mucho
El hotel se está remozando y, de las seis plantas y 146 habitaciones que se redecorarán, sólo una, la segunda, se dejó en manos de los estresados para que la destrocen. De hecho, ya se han iniciado las obras en el hotel, que sigue abierto y a pleno rendimiento.
Para no perturbar el descanso de los clientes, se realiza por plantas y se deja una planta "de colchón" para evitar ruidos. Tellechea admite que "el deroombing no es una solución al estrés, pero es un ejercicio liberador, relaja mucho y se liberan endorfinas". "Es una sensación parecida a la que se siente cuando se hace deporte", añade.
Tellechea indica que entre los estresados aspirantes a deroombers había gente de "todo tipo": "Desde un director general de una empresa hasta el polo opuesto: una ama de casa", lo que demuestra que el estrés no es patrimonio de los que ocupan un cargo de gran responsabilidad.
En septiembre, una vez reahabilitado el edificio, todos los participantes en esta iniciativa, que definen como "la revolución en las terapias antiestrés", disfrutarán de una cena y de una noche en las renovadas habitaciones del alojamiento.