Amelia tiene Síndrome de Down y desde hace tres años concurre al jardín provincial Nº 253 Río Marrón, de Granadero Baigorria, institución que –según cuenta su padre, Miguel Florian Kvarta , en una carta abierta– le impide sumar una maestra integradora con el objetivo de mejorar la asistencia escolar a la pequeña.

“Este que es el último año de Amelia en el Jardín, previo a su paso a primer grado y por eso, su equipo terapéutico y nosotros como padres consideramos que era necesario sumar esfuerzos y apoyo para este último año en el Jardín. Hasta el año pasado el Estado Provincial ponía una maestra integradora una mañana por semana para todos los chicos con dificultades del Jardín”, cuenta Miguel.

“Como padres –afirma– tuvimos que escuchar frases como: “su hija esta bárbara”, ó “ha evolucionado mucho el año pasado”, o “hay casos de chicos que estan peor”, o “su hija no necesita ningún apoyo adicional”. Todas frases para ocultar el verdadero problema que es que el Estado provincial no cuenta con medios suficientes para realizar las integraciones escolares como lo mandan tratados internacionales y tampoco acepta ninguna ayuda”.

“Todas frases de personas que entienden poco o nada de discapacidad, gente que no comprende que cada granito de arena que se aporta al desarrollo de una persona con discapacidad es una mejora completa a su futuro, sobretodo a la edad de Amelia. O tal vez personas que creen que Amelia no puede mejorar en su condición. Si como padres hubieramos creido que Amelia no podía mejorar con estimulación desde que era bebé, hoy ella distaría mucho de haber logrado lo que logró todos estos años”.

Pero el motivo de la carta abierta, se origina en el pedido de una maestra adicional por parte de la familia que –a sabiendas de que el Estado no está en condiciones de garantizar su demanda– gestionó la cobertura a través de su obra social. 

"Comenzamos en diciembre de 2018 solicitando integración adicional para Amelia al Jardín, planteando que un par de horas semanales era insuficiente y teníamos los medios para sumar dos jornadas más de integración para Amelia, cubiertas por nuestra obra social, como una forma de ayudar al Jardín, a la maestra y en definitiva al sistema educativo provincial. Es decir, poníamos nosotros los medios que el Estado no tiene" -cuenta Miguel, y agrega-: “Recién en Abril de este año obtuvimos como respuesta una negativa de parte de los directivos del Jardín 253, donde nos dicen que personal externo al Jardín no puede ingresar y luego una nota de la actual Supervisora de Nivel Inicial, diciéndonos, de nuevo, que Amelia no necesita apoyo adicional. Al 15 de Abril, Amelia sigue sin recibir ningún tipo de integración luego de habérsenos negado la posibilidad de ayudar con una maestra de apoyo dos días a la semana”.

“Como padres –remarca Miguel– hemos luchado desde el primer día por nuestra hija, ella es nuestro ejemplo a seguir y ella es la que ha ganado una y otra vez abrumadoras y desiguales batallas, aún antes de abrir sus ojos, en esos 45 días que pasó en la soledad de neonatología”.

“El camino no es fácil para las personas con discapacidad e increiblemente le ponen a Amelia aún hoy, 2019, palos en la rueda, trabas burocráticas, aún cuando Argentina ha rubricado en 2008 la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), y hay una ley nacional, la 26378”.

“La firma por parte de Argentina de la CDPD implica que los derechos reconocidos en esa convención tienen status supralegal, es decir que están por sobre cualquier ley nacional, provincial, municipal, autoridad, decreto, reglamentación u ordenanza. Este tratado ratificado por Argentina entre otras cosas habla de las diferencias entre integración e inclusión. Integración significa que los niños con discapacidades puedan asistir a escuelas comunes siempre y cuando se adapten a la escuela y sus métodos de enseñanza. Esto por sí solo no es suficiente, por esto hoy se habla de inclusión. La inclusión además nos dice que la escuela y el sistema educativo deben adaptarse a los niños con discapacidades realizando ajustes a su estructura educativa, a sus normas y sus métodos de enseñanza para posibilitar una efectiva inclusión. Esto último evidentemente no está sucediendo en el caso de Amelia”, finaliza la carta abierta firmada por Miguel Florian Kvarta, padre de Amelia.