Científicos del Instituto de Farmacología Molecular y Celular de Valbonne (Francia) han descubierto que un tipo de péptidos hallados en el veneno de la serpiente mamba negra tienen un efecto analgésico similar al de la morfina, aunque sin los efectos secundarios perniciosos de esta.

Los analgésicos actuales suelen estar asociados a una mala tolerancia y sus efectos a largo plazo preocupan a los especialistas por un posible abuso en su utilización.

Una nueva investigación, que publica la revista “Nature”, ha demostrado que un tipo de péptidos hallados en el veneno de la serpiente mamba negra tienen efectos analgésicos. Los científicos aseguran que estos efectos “pueden ser tan fuertes como los de la morfina”.

“Se trata de unas toxinas polipéptidas a las que hemos llamado ‘mambalgins’, que son capaces de reducir el dolor en ratones, así como de minimizar sus mecanismos de actuación”, ha explicado aSINC Anne Baron, coautora del estudio e investigadora del Instituto de Farmacología Molecular y Celular en Valbonne (Francia).

Los péptidos –como las mambalgins– son imprescindibles para comprender fisiológica y fisiopatológicamente el funcionamiento de unas estructuras proteicas denominadas canales iónicos. “Estos canales son unos conductos que tienen un papel fundamental en el dolor. Otros subcanales, como los ASIC1a y ASIC3, ya habían sido relacionados con ese proceso”, explica Baron.

Los investigadores franceses identificaron dos tipos de péptidos en el veneno de la mamba negra –el ‘mambalgins 1’ y el ‘mambalgins 2’– compuestos por 57 aminoácidos, y los inyectaron en ratones para conocer la relación de estas dos toxinas con los canales iónicos.

“Sorprendentemente, las mambalgins supusieron un alivio contra el dolor agudo e inflamatorio comparable al que proporciona la morfina. Sin embargo, a diferencia de esta, tras su utilización se observó que su uso no tenía efectos secundarios, era resistente a la naloxona y no causaba angustia respiratoria”, asegura Baron.

Los científicos han demostrado que su función de alivio se basa en la inhibición –en neuronas centrales y periféricas– de otros tipos de canales iónicos que hasta el momento no estaban relacionados con el dolor: ASIC1b, ASIC1a y ASIC2a.

Fuente: SINC