La vida de Adriana Drisun cambió por completo una mañana de enero de 2007. Aunque parecía un día cualquiera, la mujer amaneció con un bombardeo de piedras en el frente de su local de Dorrego al 1700 y desde que radicó una denuncia por amenazas y ataques discriminatorios su existencia no fue la misma.
Es que a siete meses de aquel episodio la mujer que todavía está al frente del bar que fue apedreado denuncia que la investigación para dar con los autores del hecho está estancada y que como consecuencia del ataque los clientes se alejaron de su negocio.
Una semana antes de que las piedras destrozaran parte del frente del minimarket, la mujer encontró estampadas en la puerta del local dos estrellas de David que hacían alusión a su origen judío y también recibió en su casilla de correo electrónico una amenaza que contenía cierta carga discriminatoria y antisemita.
A partir de ahí, Drisun, propietaria del local de Dorrego al 1700, comenzó un periplo judicial que terminó en una investigación que aún no muestra avances importantes. "Apenas se empezó a seguir el tema sucedieron cosas importantes, como las denuncias del Irar, por las que es entendible mi caso hay tenido que esperar, pero hay muchas demoras en la investigación y aunque se hallaron pruebas importantes no hubo grandes adelantos", lamentó Drisun.
Apenas se conocieron los ataques y las amenazas hacia la dueña del local quedaron en la mira como supuestos autores un grupo de jóvenes rugbiers, socios del club Gimnasia y Esgrima.
Los jóvenes que integrarían un grupo denominado Dorrego Manda, que eran habitués del minimarket, fueron señalados en su momento por los propios socios del club. Pero nada pasó.
"Se secuestraron computadoras, muchas con contenidos antisemitas y fotos de Hitler. Pero no pasó más nada", dijo Drisun. Y abundó: "Según me contaron, de acuerdo al mismo reglamento del club deberían ser expulsados. Pero todos siguen jugando al rugby como si nada".
Por último, la mujer reconoció que todo lo sucedido le trajo un perjuicio económico difícil de remontar. "Después de lo ocurrido, de a poco la clientela se fue alejando", concluyó.