La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que la diarrea es una de las principales causas de muerte en menores de cinco años de edad, ya que cada año fallecen por este motivo cerca de 2 millones de niños.

La diarrea estival se produce a causa de las altas temperaturas, que favorecen la proliferación de virus, y pueden alteran la cadena de frío de los alimentos y causar fallas en la conservación. En el caso de niños y bebés, la mayoría de los casos son de origen viral y se acompañan con fiebre y vómitos; en cambio, los cuadros generados por bacterias se dan en niños más grandes, al igual que las diarreas por intolerancia y transgresiones alimentarias.

En este contexto, el doctor Fernando Burgos, jefe del Área Ambulatoria Pediátrica del Hospital Universitario Austral (HUA), especificó que el grupo de mayor riesgo son los lactantes menores de un año. “La diarrea puede ocasionar una deshidratación severa que, si no se cura a tiempo, puede ser mortal, especialmente en este grupo etáreo. Por lo tanto, debemos tener en cuenta que la leche materna es la mejor protección para el bebé. Si el niño toma pecho, no debe suspenderse, sino por el contrario, darse con más frecuencia”, explicó.

En tanto, el doctor Francisco Follet, jefe de Gastroenterología Infantil del HUA, expresó: “Las complicaciones más frecuentes suceden por la pérdida de agua y sales del cuerpo, aunque la presencia de ciertas bacterias puede generar el desarrollo de cuadros como el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH)”.

Debemos recordar que en nuestro país el SUH es endémico, se registran 500 casos nuevos por año y es producido por la bacteria E. Coli, que se encuentra en la carne cruda y en los alimentos mal lavados o que han perdido la cadena de frío.

Con respecto al tratamiento indicado para este tipo de afecciones, el gastroenterólogo explicó: “Es necesario mantener y adecuar el estado de hidratación, proporcionando una dieta general acorde a la edad. No están indicados los medicamentos antidiarreicos, ni los antibióticos en los cuadros de diarrea aguda, ya que pueden empeorar el estado clínico con complicaciones indeseables”.

En consonancia, Burgos hizo hincapié en la necesidad de ingerir abundante líquido, entre ellos agua de arroz, caldo casero y sales de rehidratación oral; indicó suspender gaseosas, jugos envasados, sopas compradas y otras infusiones caseras y aclaró: “En caso de que el bebé esté decaído y triste, tenga mucha sed, vomite, no quiera beber ni tomar el pecho o tenga sangre en la materia fecal, es muy importante que los padres lo lleven urgente al centro de salud más cercano”.

Entre las medidas de prevención para combatir estos cuadros, que pueden ser frecuentes en esta época del año, se aconseja cuidar la higiene en colonias de vacaciones y piletas, no compartir cubiertos ni vasos, lavarse las manos con frecuencia, en especial antes de comer, lavar muy bien frutas y verduras, y refrigerar correctamente los alimentos. También se recomienda conservar correctamente los alimentos cocidos, que no deben permanecer más de 15 minutos fuera de la heladera.

Fuente: Hospital Universitario Austral