A fin de diseñar una herramienta que sistematice la información, docentes de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) realizaron un estudio en conjunto con la Asociación Santafesina de Básquetbol y confeccionaron una tabla que sirve de referencia para la evaluación de los jugadores.

“Tomamos una población de basquetbolistas para armar nuestros propios percentilos referidos a una población muy concreta que es diferente al promedio de la general”, indicó la doctora Larisa Carrera, docente de la Escuela de Ciencias Médicas (ECM) de la UNL y directora del proyecto.

A través de mediciones sencillas como peso y altura, pero también pliegues cutáneos, diámetros y envergadura, se recogió la información. Las conclusiones mostraron que las diferencias son significativas. “En comparación con la tabla de la Sociedad Argentina de Pediatría, nos encontramos que el percentilo 50 para un jugador de básquet de Santa Fe coincidía con el 95 de la SAP”, señaló el Profesor Gabriel Fessia, docente de la Dirección de Educación Física, Deportes y Recreación de la UNL y codirector del proyecto.

El estudio se desarrolló como proyecto de extensión de la cátedra “Crecimiento y desarrollo” de la carrera de Medicina. A lo largo de 2006, alumnos voluntarios de primer y segundo año realizaron las evaluaciones antropométricas en los partidos de básquet en la ciudad de Santa Fe.

En total fueron medidos 174 adolescentes varones de entre 14 y 16 años, en el momento previo a los partidos con el consentimiento de los padres y los clubes participantes. Previamente, los estudiantes voluntarios recibieron capacitación complementaria para la adecuada medición. A partir de los datos recabados, los especialistas de bioestadística de la ECM elaboraron los percentilos que permiten ubicar a cada jugador en un rango de medición adecuado a sus características.

Además de cruzar los valores de peso y altura, el estudio incorporó otras variables. “Generalmente se toma peso y talla, pero hay otros parámetros como el desarrollo de los músculos y el porcentaje de grasa corporal que al incorporarlos a la evaluación complejizan la medición”, comentó la bioquímica Marisa Gionotti, docente de la ECM y también codirectora del proyecto.

A la hora de evaluar el potencial de un jugador, los entrenadores toman en consideración cuatro aspectos: la técnica, la táctica, las características físicas y la integración en el grupo.

El análisis de estas características es particularmente importante en la adolescencia, desde los 12 años, cuando los jugadores comienzan a participar en competencias oficiales. Ese es el momento en que los entrenadores necesitan instrumentos que permitan establecer pautas precisas de caracteres físicos para la selección de jugadores en edad de formación y especialización.

Además de identificar el potencial de los jugadores, la implementación de una curva de crecimiento permite a los entrenadores identificar desvíos y advertir situaciones que pueden requerir una consulta médica. “Sin una curva de crecimiento no se puede hacer un seguimiento y eso es lo que les ocurre a los jugadores adolescentes: escapan de las curvas habitualmente disponibles quedando por arriba de ellas”, afirmó la doctora.

“Los resultados del trabajo los presentamos a la Comisión de Preparadores Físicos en Básquetbol de la República Argentina, la que los elevó a la Confederación Argentina de Básquetbol para que los analicen”, contó Fessia. “El paso siguiente es realizar este estudio a lo largo del tiempo para empezar a establecer curvas de crecimiento propias de la población de basquetbolistas. Para esto debe realizarse este mismo trabajo con el apoyo de los clubes durante un período de cinco a seis años”, agregó el profesor de Educación Física.

Fuente: UNL