El inventor italiano Luciano Marabese creó una peculiar fórmula para evitar el contagio de la gripe A en las iglesias: instaló en Fornaci di Briosco un dispensador electrónico de agua bendita. Fue buena la reacción de los feligreses a la introducción de la novedad.

"Al principio la gente reaccionó con sorpresa ante tal innovación, pero el nuevo dispensador fue recibido con entusiasmo y alegría", comentó el párroco Pierangelo Motta.

Según el diario El Mundo, muchos italianos habían comenzado a no sumergir las manos en fuentes comunales por temor a contraer la gripe A. Incluso algunas iglesias italianas, como la catedral de Milán, habían suspendido temporalmente el uso de las pilas de agua bendita.

Con el singular invento de Marabese, la cotidiana señal de la cruz que hacen los feligreses al entrar y salir del templo no supondrá un riesgo de contagio.

"Es genial, así no nos preocuparemos más por la gripe porcina, es lo adecuado a los tiempos que corren", dice Marta Cainm, una habitual de la parroquia.

Luciano Marabese, el bendecido inventor, ya piensa en la expansión internacional: "He recibido pedidos de todo el mundo".