El número de policías asesinados en la ciudad brasileña de Río de Janeiro en los últimos ocho días subió a doce, tras la muerte en la noche del jueves de un uniformado que participaba en un operativo antidrogas en una favela, informaron hoy fuentes oficiales.

Los ataques contra los agentes del orden prosiguieron este viernes, cuando un grupo de desconocidos disparó desde otra barriada pobre contra policías que pasaban en motocicleta por una importante vía en la zona norte de la ciudad sin que se registraran víctimas.

El elevado número de uniformados muertos, que llega a 32 en lo que va del año, llevó al legislativo regional a abrir una investigación sobre los ataques, pero la secretaría de Seguridad Pública negó que se trate de una campaña deliberada de organizaciones criminales contra los uniformados.

Según fuentes de los servicios de inteligencia de la policía de Río de Janeiro no identificadas y citadas hoy por el diario Jornal do Brasil, el Comando Vermelho, una de las mayores organizaciones criminales del país y con control sobre numerosas favelas en la ciudad, habría ordenado el asesinato de hasta 150 policías.

La versión, sin embargo, no fue confirmada hoy ni por la dirección de la Policía Militar ni por la secretaría de Seguridad Pública.

De los doce policías muertos desde el jueves de la semana pasada, cinco estaban en servicio, cuatro ya habían concluido su jornada y regresaban a casa y tres estaban de descanso y vestidos de civil.

La última víctima de los ataques fue el sargento Aílton Lima da Fonseca, que murió tras ser tiroteado en la cabeza cuando participaba en una operación contra un grupo de traficantes de drogas en la favela de Metral, en la zona oeste de Río de Janeiro.

El jueves otro uniformado, Elson de Souza Rente, de 30 años, también murió tiroteado cuando se dirigía en un vehículo de la institución hacia el local de una empresa asaltada en una calle próxima a la favela Vigario Geral.

La Asamblea Legislativa del estado de Río de Janeiro instaló ayer una comisión especial para investigar las muertes y que pretende interrogar a familiares de las víctimas y a representantes de los sindicatos y gremios de la policía.

"Estamos viviendo una situación dramática de muertes en serie", afirmó el diputado Paulo Ramos, al justificar la investigación.

La comisión legislativa intentará verificar las denuncias según las cuales grupos de narcotraficantes ordenaron los crímenes en represalia por la expansión en la ciudad de las "milicias", como son conocidos los grupos paramilitares integrados por policías y ex policías y que combaten a los traficantes de drogas en las favelas.

El aumento del número de muertes también llevó al "Club de Cabos y Soldados de la Policía Militar", una entidad gremial sin vínculos con el Estado, a ofrecer recompensas de 2.000 reales (unos 950 dólares) a las personas que suministren información efectiva sobre los criminales que han asesinado a agentes del orden.