Con bronca y dolor. Pero también con tranquilidad y orgullo. Así encaró este jueves el plantel de Rosario Central, horas después de la eliminación de la Copa Argentina a manos de Boca Juniors, que lo sacó por penales en los cuartos de final de la competencia nacional.

El grupo de veinte futbolistas dirigidos por Juan Antonio Pizzi entrenaron en la propia ciudad cuyana apenas horas después de la caída desde los doce pasos. Los jugadores que actuaron ante el Xeneize hicieron ejercicios regenerativos, mientras que los demás realizaron fútbol reducido de alta intensidad.

Tras la sesión matutina de prácticas, el grupo almorzó, descansa y a las 17 volará hacia la estación de Aeroparque de Buenos Aires, desde donde regresarán en micro hacia la ciudad de Rosario, arribando poco después de la medianoche.

El plantel volverá a entrenar viernes por la mañana y sábado y domingo tendrán jornadas libres. En el horizonte centralista, ya despejado de la doble competencia, aparece bien nítido el próximo rival en el torneo que más importa: Patronato, por la fecha 36 de la B Nacional, una de las tres finales que le queda al Canalla para concretar el anhelo de regresar a primera.

En ese cotejo, que en principio está pactado para el domingo 10 de junio en el estadio Grella de Paraná, ya que fue descartada de plano la chance de que se juegue en Santa Fe, no podrá estar Antonio Medina suspendido, aunque sí regresaría Matías Lequi, que hoy trabajó con normalidad en Rosario.