Los números son fríos. O, más bien, escalofriantes. Entre enero y setiembre, 2.821 menores fueron detenidos por diversos delitos en Rosario, según un informe policial que difundió en Radio 2 el periodista Héctor López.

¿Quiénes son estos chicos? ¿Cómo viven? La Coordinadora de Trabajo Carcelario (CTC) realizó un relevamiento en los lugares de detención sobre los pibes en conflicto con la ley penal que explican de alguna manera la frase del juez de Menores Juan José Carmona, cuando habló del caso del chico conocido como Pelo Duro y que ayer debió ser operado porque se clavó un alambre cuando estaba detenido en una comisaría: “Hay una generación de pibes quemados, sin futuro”.

Según los datos que hizo públicos Antonio Tesolini, de la CTC, en diálogo con Luis Novaresio, el 70 por ciento de la población juvenil de los lugares de detención no terminó la primaria, el 97 por ciento tiene problemas de adicciones, el 75 por ciento comenzó a drogarse entre los 10 y los 15 años, y el 68 empezó a tomar alcohol a la misma edad.

Con esas cifras en la mano, Tesolini no dudó en señalar como problema central el hecho de que estos chicos tengan “obturados los canales históricos de integración social: familia, educación y trabajo”. Y lamentó que el Estado no dé respuestas a esta cuestión –las causas– y ataque solamente las consecuencias.

Tesolini comparó la situación de Pelo Duro con la de Tulio Adorna, el chico que mató a su padre y su hermano en Funes, fue declarado inimputable y está actualmente en un establecimiento psiquiátrico. Según Tesolini, como Pelo Duro, en la casa de Tulio fallaron los mecanismos de socialización. Pero él no pasó por el sistema penal. “Eso es sólo para los pobres”, afirmó.