No, no sólo en el Frente Progresista hay conflictos internos. Del otro lado, en el justicialismo, un fuerte cruce entre Rafael Bielsa y Agustín Rossi, ambos precandidatos a gobernador, agitó las aguas que hasta el momento se habían mantenido calmas. "Rossi es un buen chico que anda llorando por los rincones porque no le dan los números", fue la frase con la que disparó la polémica el ex canciller. La respuesta del diputado nacional no se hizo esperar: dijo que si "hay alguien que tiene flancos débiles" es Bielsa y que, igualmente, tanto él como Omar Perotti, sus rivales internos, habían evitado atacarlo.

En declaraciones al programa Meridiano, que conduce Pablo Feldman por Radio 2, Rossi confesó que se sintió realmente "molesto" con las palabras de Bielsa, que para él "enturbian" una campaña en la que su apuesta era hacerla de "propuestas".

Y llegó el contraataque. Mencionando que Bielsa es quien más "flancos débiles", en obvia referencia en su condición de candidato prácticamente foráneo ya que hace 30 años que no vive en la provincia, y las idas y vueltas con su designación como embajador de Francia que lo alejaron del círculo de confianza presidencial. 

Rossi hizo particular hincapié sobre la condición de recién llegado del ex canciller: "Bielsa no tiene autoridad para  decir nada de ningún integrante del justicialismo santafesino, que desde el 83 estamos bancando este partido mientras que él vino hace dos meses de visita". Y sumó leña al fuego: "Un sector lo invitó para ser candidato y el debe comportarse como exactamente eso: un invitado". Una forma elegante de lo que en política se llama paracaidista. 

El conflicto entre Bielsa y Rossi surge a partir de las diferentes posiciones que tienen en cuanto a la posibilidad e ir a una interna, opción que rechaza el primero e impulsa el segundo.