Seguramente, Luis Rubio no imaginó a la hora de crear el personaje de Eber Ludueña la trascendencia que éste tendría, y no sólo en la televisión. La idea del humorista rosarino era ponerse una peluca rubia y un bigote "a lo Pepona Reinaldi", aquel ex jugador de Talleres, completar con un conjunto de gimnasia al cuerpo y así dar vida a un antihéroe deportivo de cómicos aires setentosos y totalmente alejado del fútbol champán.

Desde su rutilante aparición en Mar de Fondo, el ciclo que conducía Alejandro Fantino por Tyc Sports (que mutó luego en Fuga a la noche, en América), hasta la actual participación en un programa de debates de carácter oficial para crear conciencia contra la violencia en el fútbol –justo él, el defensor más violento de la historia–, Eber pasó por un sinnúmero de actividades que lo transformaron en un ícono más del deporte nacional, casi como si se tratara de una persona real y no de un personaje.

Un show de televisión propio, funciones teatrales, presentación de eventos, aparición en boliches del todo el país, grabación de publicidades y hasta un libro "biográfico" son algunas de las fases que atravesó esta exitosa figura.

Combinando fútbol y humor, Rubio encontró en Ludueña la receta justa para identificar y divertir a los argentinos. Y le cayó tan bien que pareciera costarle despegarse del personaje, del quedó prácticamente a la sombra, al punto que ante la cámara de Rosario3.com habló no como rosarino sino como aquel marcador de punta derecho que jugó alguna vez en Rosario Central y que se llevó un buen recuerdo de la ciudad.

“De Rosario recuerdo tantas cosas… siempre es emocionante volver”, expresó Eber, que entre su nostalgia rescató “comer una casata fresca en avenida Pellegrini”.