Un proyecto del departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional del Sur lleva a cabo acciones de manejo ambiental y estudios en el Parque Provincial “Ernesto Tornquist”. Investigadores y alumnos de la UNS cortan pinos para preservar un área protegida y trabajan junto a Cáritas para donar la leña a sectores de bajos recursos.

El emprendimiento conlleva una doble ventaja, ya que tanto la presencia de especies invasoras como el avance de la frontera agrícola ponen en peligro a la región y los vecinos de sectores vulnerables debían quemar elementos tóxicos para calefaccionarse y cocinar. El manejo adaptativo de los pinos contribuye a mitigar los efectos nocivos de ambas situaciones.

Se trabaja con animales y plantas invasores que afectan a la flora y fauna nativa, para preservar las características propias del ecosistema. El plus del trabajo reside en que el control y la tala selectiva de pinos que se realizan permitieron convertir la tarea en un proyecto solidario financiado por la secretaría de Políticas Universitarias. Junto a Cáritas, la leña obtenida es donada a familias de bajos recursos. Hasta ahora, unos 12 mil kilos de madera fueron entregados a los habitantes de Saldungaray, un pueblo típico de la pampa bonaerense que tiene 1.500 habitantes.

“Nosotros cortamos pinos en espacios de alto valor de conservación biológico. No se trata de los que se plantaron, sino de los que crecieron espontáneamente y amenazan o destruyen otras áreas”, señaló el doctor Sergio Zalba, docente de la UNS y director de las actividades.

“Como la madera se apilaba, decidimos contactarnos con Cáritas, una institución con conocimiento de las necesidades sociales de la región, y decidir para qué usarla. Ahora se sumaron los vecinos, que vienen a trabajar con nosotros, aportan sus camiones o carros, y ven que los estudiantes no sólo hacen algo abstracto que los beneficia, sino también algo concreto que ellos aprovechan”. El equipo está integrado también por siete graduados que están realizando estudios de posgrado, y una veintena de alumnos voluntarios.

“Con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que nuestro trabajo podía ser útil para los vecinos en otros aspectos además del ecológico”, señaló Zalba.
“Para calefaccionarse y cocinar, la gente quemaba cartones y hasta plásticos, lo que es muy tóxico, mientras nosotros apilábamos madera dentro del Parque”. Según explicó, los pinos fueron plantados para sombra, reparo y combustible y se extendieron notablemente por no encontrar enemigos naturales que frenen su avance, invadiendo ecosistemas autóctonos con graves consecuencias. Como no son árboles controlados, su madera no sirve para tablas, construcción o usos industriales.

El trabajo del equipo se desarrolla en coordinación directa con la autoridad provincial de Reservas Naturales, ya que además de realizar tareas de investigación, buscan aplicar conocimientos adquiridos. En este sentido, se conoce por “manejo adaptativo” a las acciones para mitigar el impacto humano y controlar el equilibrio de las especies en un área natural.

El Parque Provincial “Ernesto Tornquist” de Sierra de la Ventana -en el sudoeste bonaerense- es un ambiente ecológico amenazado. El avance de la frontera agrícola y la presencia de especies invasoras lo redujeron a pequeñas áreas protegidas o a zonas que no sirven para el cultivo, como las faldas de los cerros. A pesar de ello, tiene una importancia fundamental en la provisión de recursos naturales para una amplia región, como la calidad del agua que consumen los habitantes de la ciudad de Bahía Blanca.

Fuente: UNS