La tasa de analfabetismo para los niños y las niñas indígenas mayores de 10 años es tres veces y media mayor que la tasa nacional, que se ubica en el 2,6%. Según la última Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) del Indec, los niños y las niñas mbyá guaraní de Misiones, y wichí de Chaco, Formosa y Salta, tienen las tasas de analfabetismo más altas aún: 29,4% en el primer caso y 23,4% en el segundo.


Frente a este contexto, el Fondo de la Naciones Uni das para la Infancia (Unicef) lanzó la Campaña por los Derechos de la Niñez y la Adolescencia Indígena , para visibilizar las vulneraciones específicas de derechos que sufre esta población en Argentina. La campaña busca llamar la atención, reducir la indiferencia, y movilizar a toda la sociedad.

Andrés Franco, representante de Unicef en Argentina, aseguró que “Unicef decidió lanzar esta campaña por cuatro cuestiones que nos parecen fundamentales. Primero, si queremos llegar a indicadores de desarrollo social adecuados debemos reducir las disparidades sociales como lo son las situaciones de niñas, niños y adolescentes indígenas. El otro punto tiene que ver con la relación estrecha que hay entre pobreza y origen étnico, indicador que nos dice dónde debemos poner nuestros esfuerzos, que en este caso, será en visibilizar la situación de la niñez indígena”.

“La tercera cuestión -prosiguió Franco- es que en una democracia no podemos hacer análisis de costo-beneficio; es decir, no podemos pensar que porque la población indígena es minoritaria puede esperar. Es más barata la educación en grandes centros urbanos y más costosa en poblaciones indígenas. Este pensamiento es peligroso. Y finalmente, nuestra campaña se basa en reconocer los derechos individuales y colectivos de las niñas, niños y adolescentes indígenas. Derechos que son complementarios y no excluyentes”.

Elena Duro, especialista en educación de Unicef, aseguró que “la escasez de datos sobre la situación de la educación de la niñez y adolescencia indígena es un indicador de que no es prioritaria en la agenda educativa”. Y en la misma sintonía opinó Zulma Ortiz, especialista en salud, para quien “al igual que en educación, hay carencia de datos sobre la situación sanitaria de niñez y adolescencia indígena. Las leyes están, pero no se cumplen. No hay programas de salud que incluyan a los pueblos originarios, que reconozcan su autodeterminación. Y la falta de reconocimiento de la medicina tradicional, muchas veces, impide que se salven vidas de niños”.

Por su parte, Matías Melillan, comunicador mapuche, indicó que “hay que incluir en la currícula de las escuelas la cosmovisión indígena que no se enseña en ningún espacio académico. La currícula escolar debería incorporar la verdadera interculturalidad porque somos distintos, y no hay que tener miedo a esa realidad: debemos convivir con nuestras distintas realidades y cosmovisiones”.

Fuentes: Red de Periodismo Social - El Litoral