El Parlamento británico rechazó este martes por segunda vez el acuerdo del Brexit negociado por el gobierno de Theresa May y la Unión Europea, a pesar de los ajustes que la primera ministra consiguió arrancar al bloque comunitario, precisamente, para convencer a los diputados británicos.

La votación se resolvió rápidamente, después de un día de intenso debate en la sede legislativa, por 242 votos a favor y 391 en contra, lo que arroja un saldo de 149 votos, según informa la cadena británica BBC. May tomó la palabra inmediatamente después.

El líder de la opositor Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, dijo que es tiempo de "una elección general", y pidió la renuncia de la primera ministra Theresa May.

La Cámara de los Comunes ya rechazó este mismo acuerdo el 15 de enero por 202 votos a favor y 432 en contra, una diferencia de 230 votos.

Para encontrar un rechazo tan contundente, hay que remontarse hasta 1924, cuando el gabinete de Ramsay MacDonald sufrió una serie de golpes parlamentarios, el mayor de ellos por un margen de 166 votos.

Tras este revés, May inició una ronda de contactos con los líderes de los grupos parlamentarios en la que se comprometió a persuadir a Bruselas de que diera las garantías que reclama Londres sobre el backstop o el mecanismo de emergencia para evitar que con el Brexit vuelva la frontera dura entre Irlanda del Norte e Irlanda.

Con este objetivo, la premier viajó el lunes por la noche a Estrasburgo para reunirse con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Dos horas y media después, logró una "interpretación común legalmente vinculante" sobre el backstop.

Juncker subrayó entonces que estas "aclaraciones" no aportan elementos nuevos, ni reabren el acuerdo del Brexit, aunque "completan" el texto legal para apuntar con mayor claridad que el backstop es un mecanismo de último recurso que ninguna de las partes quiere activar y que, de hacerlo, será de manera temporal hasta hallar una solución mejor.

Esta declaración vinculante, por tanto, no ofrecía los cambios exigidos por los diputados británicos, que pretendían que Reino Unido pudiera desactivar unilateralmente el backstop o al menos fijar un límite temporal. "Completa, no reabre", el acuerdo del Brexit, avisó el propio Juncker.