El pino histórico de San Lorenzo está a punto de morir. Lo confirmó Damián Carlini, especialista y ex miembro de la Asociación Rosarina de Bonsai, quien confió en que no hay mucho por hacer contra su edad y los embates del último temporal. El científico que pudo revivirlo alguna vez, en 1955, murió sin revelar la fórmula del éxito.

El pino se encuentra ubicado en avenida San Martín al 1300, en la ciudad de San Lorenzo. Declarado Árbol Histórico en 1946, se estima que tiene unos 250 años. Su trascendencia se origina en 1813, cuando después de finalizado el Combate de San Lorenzo, sus ramas le dieron sombra y protección al general José de San Martín.

En diálogo con el programa A Diario (Radio2), Carlini sostuvo en torno al árbol: “Estamos en la etapa final” y explicó: “Los pinos o coníferas no son autóctonos sino del hemisferio Norte y tienen un tiempo de vida de unos 200 años, es lo que vive un pino”. Además de los años pasados, el pino debió soportar las piedras caídas durante la tormenta de principios de noviembre.

Ante esta situación de deterioro, desde el Complejo Museológico local se convocó a expertos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario a fin de buscar soluciones.

“Está viejito y su mitad ya está muerta”, agregó Carlini y advirtió: “Los pinos no brotan donde no hay verde, si no hay una hojita, el tronco se seca”. En este sentido, apostó a su conservación una vez que muera, a modo de “monumento”.

Pero no es la primera vez que el pino se enferma. “Ya tuvo una recaída”, recordó el especialista en referencia a lo sucedido en 1955, cuando se recurrió al científico japonés Miyamoto Katsusaburo su conservación. Logró revivirlo con una fórmula basada en una hormona vegetal de su descubrimiento, denominada auxina. Sin embargo, nadie conoce cómo fue preparada.

“Miyamoto era un japonés muy obtuso, sólo tuvo una sola alumna”, recordó y remarcó: “Fue quien trajo el bonsái a la Argentina”. Según contó, no traspasó sus conocimientos que eran sorprendentes. Su método de taxidermia consistía en la aplicación de una sola inyección sin remoción de vísceras. Incluso, se hizo famoso por embalsamar a su propia esposa.