El Programa crecer que cumple 10 años de funcionamiento en la ciudad, es una iniciativa de participación integral dirigido a las familias de los sectores más vulnerables de la ciudad. Actualmente cuenta con 33 centros: 30 de ellos pertenecen a la Municipalidad de Rosario y los tres restantes funcionan en diversas ONG que trabajan con el Programa y reciben un subsidio para los gastos de mantenimiento.
La motivación que les dio impulso durante 1997 fue la de apuntar al desarrollo integral de los niños de dos a cinco años, el desarrollo y promoción de las familias en situación de vulnerabilidad y el desarrollo y el fortalecimiento de las diferentes formas de organización de la comunidad, y “por su ubicación geográfica –según los describe la Municipalidad en su sitio oficial ( www.rosario.gov.ar)– constituyen hoy el primer nivel de intervención preventivo de la marginalidad y los efectos de la pobreza”.
“En el programa trabajan 250 personas –explica la coordinadora del Área Estimulación Psicomotriz, Mónica Barrio, a Rosario3.com– distribuidos en los 5 distritos de la ciudad: maestras jardineras, profesores de de Educación Física, promotores aerotécnicos, auxiliares de cocina y mantenimiento”.
Si bien está focalizado en los niños y su crecimiento, el programa aspira además, al trabajo conjunto con cada una de las familias y las organizaciones barriales. “Si no logramos encarar la tarea junto con las familias, no avanzaríamos”, asegura Barrio, quien se encarga de la estimulación pedagógica destinada a los niños de entre 2 y 4 años para que en el futuro les sea más sencilla la adaptación al sistema educativo.
Además, se constatan las condiciones nutricionales de los concurrentes –tanto de los niños como de sus padres– se efectúan controles de peso y talla, se organizan talleres de cocina, se proveen alimentos básicos y se promueven actividades productivas. “Actualmente –apunta la funcionaria– se formó un grupo integrado por miembros de distintos centros que se dedicará a la cría de conejos, no ya para consumo propio, sino para comercializar”, quien destaca además, la necesidad de extender los centros a otros puntos de la ciudad donde hoy no existen.
Las asambleas barriales convocadas en torno al presupuesto participativo, pusieron esta necesidad de manifiesto, sobre todo en las zonas noroeste y sur (Barrios La Tablada y San Martín Sur) de Rosario.
Tras el balance de los primeros 10 años, el equipo considera prioritarios algunos objetivos que guiarán el trabajo de aquí en adelante: “el reforzamiento del trabajo con las familias y la tarea de adaptación y sensibilización de la gente nueva que sigue llegando a los barrios, migraciones mediante, para que entiendan el valor no sólo de la alimentación y la educación, sino también de la participación ciudadana”.
La motivación que les dio impulso durante 1997 fue la de apuntar al desarrollo integral de los niños de dos a cinco años, el desarrollo y promoción de las familias en situación de vulnerabilidad y el desarrollo y el fortalecimiento de las diferentes formas de organización de la comunidad, y “por su ubicación geográfica –según los describe la Municipalidad en su sitio oficial ( www.rosario.gov.ar)– constituyen hoy el primer nivel de intervención preventivo de la marginalidad y los efectos de la pobreza”.
“En el programa trabajan 250 personas –explica la coordinadora del Área Estimulación Psicomotriz, Mónica Barrio, a Rosario3.com– distribuidos en los 5 distritos de la ciudad: maestras jardineras, profesores de de Educación Física, promotores aerotécnicos, auxiliares de cocina y mantenimiento”.
Si bien está focalizado en los niños y su crecimiento, el programa aspira además, al trabajo conjunto con cada una de las familias y las organizaciones barriales. “Si no logramos encarar la tarea junto con las familias, no avanzaríamos”, asegura Barrio, quien se encarga de la estimulación pedagógica destinada a los niños de entre 2 y 4 años para que en el futuro les sea más sencilla la adaptación al sistema educativo.
Además, se constatan las condiciones nutricionales de los concurrentes –tanto de los niños como de sus padres– se efectúan controles de peso y talla, se organizan talleres de cocina, se proveen alimentos básicos y se promueven actividades productivas. “Actualmente –apunta la funcionaria– se formó un grupo integrado por miembros de distintos centros que se dedicará a la cría de conejos, no ya para consumo propio, sino para comercializar”, quien destaca además, la necesidad de extender los centros a otros puntos de la ciudad donde hoy no existen.
Las asambleas barriales convocadas en torno al presupuesto participativo, pusieron esta necesidad de manifiesto, sobre todo en las zonas noroeste y sur (Barrios La Tablada y San Martín Sur) de Rosario.
Tras el balance de los primeros 10 años, el equipo considera prioritarios algunos objetivos que guiarán el trabajo de aquí en adelante: “el reforzamiento del trabajo con las familias y la tarea de adaptación y sensibilización de la gente nueva que sigue llegando a los barrios, migraciones mediante, para que entiendan el valor no sólo de la alimentación y la educación, sino también de la participación ciudadana”.