Cientos, quizás miles de libros conforman cada una de las partes de este tanque tan especial, preparado para la peor de las batallas: la educación para todos.

Ricardo y su nieto Mariano descubrieron en Pichincha la presencia del arma de Instrucción Masiva estacionada pero moviendo la atención de los transeúntes. Este particular vehículo hecho de libros –grandes, chicos, viejos y más nuevos- es la construcción del artista argentino Raúl Lemesoff, quien bautizó su obra como Arma de Instrucción Masiva (Adim).

En su sitio web, se lo puede ver sobre su tanque, dispuesto a combatir por la educación y el entretenimiento. ¿La estrategia? Recorrer el país regalando ejemplares, sacándose partes de esta coraza de estilo militar para permitir a niños y grandes la lectura.

“El Adim trata transitar por asentamientos de población, escuelas, bares, asentamientos rurales y todos aquellos lugares donde los libros raramente llegan con el objetivo de difundir la lectura y estimular la creatividad que los libros generan en quien los lee”, explica el autor desde Internet.

Y agrega: “En su carácter de escultura es también una intervención callejera, una pieza única de arte, de protesta, de estímulo, una imagen de otra dimensión puesta en ésta. Transmite un mensaje concreto que trasciende los límites del arte y la cultura tradicional, ya que su lugar de acción es fuera de los museos, centros culturales o bibliotecas”.

Objetivo claro. “EL Arma de instrucción Masiva tiene como principal objetivo contribuir a la paz y al entendimiento de los pueblos a partir de recorrer los lugares más distantes y diferentes documentando la opinión y el sentir de cada comunidad sobre sus problemas sociales, culturales, políticos, ambientales y difundiéndolo en otras comunidades”, señala