El Arzobispado de Paraná aprobó la semana pasada un protocolo para prevenir abusos a menores. La normativa incluye evitar el contacto con chicos o adultos vulnerables y prohíbe compartir ambientes cerrados con los mismos. Además, la confesión debe realizarse en espacios y horarios determinados y la puerta de la sacristía debe estar siempre abierta.

El monseñor Juan Alberto Puiggari, arzobispo de Paraná, también difundió qué medidas tomar ante una denuncia o sospecha de un abuso cometido por un clérigo, religioso, religiosa o laico perteneciente a la institución. Ambas determinaciones tuvieron lugar después de que se registraran denuncias por violación en esa ciudad. De hecho, el cura Justo José Ilarraz es juzgado después de muchos años por presuntos abusos a seminaristas a comienzos de los años 90.

Entrevistada por el periodista Alberto Lotuf (A Diario, Radio 2), la abogada y licenciada en Derecho Canónico, María Inés Franck, explicó que la medida no sólo va a aplicarse para los sacerdotes sino también "para laicos y profesores de colegios católicos". "El foco está puesto en proteger a los niños. Lo que nos importa es que no haya más abusos". afirmó.

Frank, también integrante de la Comisión Arquidiocesana para la Protección de los Menores de Paraná, expresó que "la idea es que los menores no estén a solas en ambientes extraordinarios" con los mayores. "Sí que alguien pueda pasar y ver", aclaró.

En las normas de prevención que integran el protocolo también se encuentra la prohibición de hacer "cualquier insinuación, comentario o chiste sexual delante de menores o adultos vulnerables; poseer o exhibir cualquier material sexual o pornográfico; consumir o estar bajo la influencia de alcohol, drogas o utilizar lenguaje vulgar; involucrarse en conductas sexuales secretas o manifiestas, y dar o recibir regalos personales o desproporcionados”.

En el caso de que el menor o adulto vulnerable sea quien inicie gestos como un abrazo, la respuesta debe ser "sobria, breve y apropiada", siempre en lugares públicos y delante de otras personas.

A su vez, un adulto nunca puede estar a solas con un menor o adulto vulnerable en un ámbito cerrado. "Cuando esto no sea posible, la reunión tendrá lugar con la puerta al menos semiabierta", amplió.