Un nuevo estudio confirma que fumar eleva el riesgo de desarrollar los principales cánceres esofágicos y estomacales. En tanto, beber alcohol tendría los mismos efectos negativos, pero algo más leves.

En un estudio sobre más de 120.000 adultos holandeses realizado durante 16 años, los autores hallaron que fumar aumentaba entre el 60 y el 263 por ciento el riesgo de desarrollar los dos tipos principales de cánceres estomacales y esofágicos.

El alcohol, en cambio, potenciaba sólo el riesgo de desarrollar carcinoma de células escamosas en el extremo superior del esófago. Quienes al principio del estudio bebían más de 30 gramos de alcohol por día (dos o tres copas de vino) eran casi cinco veces más propensos a desarrollar el cáncer que los abstinentes.

Según el equipo de Jessie Steevens, de la Universidad Maastricht, en Holanda, el estudio sugiere también que fumar y beber alcohol no explicarían las variaciones en los cánceres esofágicos y estomacales en los países occidentales.

En las últimas décadas, la tasa de adenocarcinoma esofágico, la otra forma principal de cáncer de esófago, creció en Estados Unidos y en Europa. Una tendencia similar se observó en el adenocarcinoma cardiogástrico.

La mayoría de los cánceres estomacales son adenocarcinomas, que crecen en la pared estomacal; los adenocarcinomas cardiogástricos y no cardíaco son los dos tipos que existen.

Pero, dado que el alcohol no está asociado con ninguno de esos cánceres, la modificación de los hábitos no explica esos aumentos. Tampoco lo hace el tabaquismo, ya que su consumo no creció en los países occidentales.

"Por lo tanto, sugerimos orientar los próximos estudios hacia otros factores de riesgo de los subtipos de cáncer (esofágico) y gástrico para explicar esos aumentos", escribió el equipo.

Los resultados surgen de un estudio de largo plazo sobre 120.852 holandeses de entre 55 y 70 años al inicio del estudio, en 1986. Entonces, respondieron cuestionarios sobre la dieta y otros hábitos.

En los 16 años siguientes, 491 desarrollaron adenocarcinoma estomacal no cardíaco y a 164 se les diagnosticó un adenocarcinoma cardíaco. Otros 107 desarrollaron carcinoma esofágico de células escamosas y 145, adenocarcinoma esofágico.

Las personas que al inicio del estudio habían respondido que fumaban tuvieron más riesgo de desarrollar los cuatro cánceres que los que nunca habían fumado.

Los ex fumadores también tenían ese aumento del riesgo, aunque menos que los fumadores (un 40 % para cada cáncer), comparados con los que nunca habían fumado. El carcinoma esofágico de células escamosas fue el único cáncer que reunió al tabaquismo y al consumo de alcohol entre sus factores de riesgo.

Los fumadores que bebían más de una copa o dos de vino por día eran ocho veces más propensos a desarrollar el cáncer que los no fumadores que bebían poco o nada de alcohol.

Otros factores de riesgo conocidos o sospechados de cáncer estomacal son los antecedentes familiares de la enfermedad, la dieta rica en alimentos salados, ahumados o encurtidos, y la infección con la bacteria ulcerosa H. pylori (aunque la mayoría de los infectados nunca desarrollan cáncer).

Fuente: Reuters Health