Junto con el Centro de Protección a la Naturaleza (Cepronat), la Universidad Nacional del Litoral (UNL) organizó un día de debate y actualización con la presencia de Vicente Barros, reconocido investigador del tema. La jornada comenzó con una mesa de diálogo que reunió a miembros de organizaciones de la sociedad civil, abocadas a la problemática ambiental, así como representantes de ámbitos públicos y del sector académico.

El abanico de escenarios locales y globales que se avecinan, la posibilidad de adaptación a los cambios que ya están en marcha y las estrategias para atenuar los efectos a 100 años fueron algunos de los temas que salieron en la mesa. Barros también brindó una conferencia destinada al público general bajo el título “Preocupaciones y perspectivas frente al cambio climático”.

“Se puede actuar sobre las manifestaciones del problema, pero fundamentalmente debemos atacar las causas. Y como causa de estos problemas climáticos se identifica un estilo de desarrollo. Esta actividad es una muestra más de que la Universidad se compromete para aportar a un cambio de racionalidad”, afirmó.

En sus palabras de apertura, Carlos Manessi, director del CEPRONAT destacó la necesidad de un compromiso de la sociedad civil y de las políticas públicas para hacer frente tanto al cambio climático como a la crisis del petróleo y la alimentaria, al mismo tiempo que otras tantas cuestiones que ya no se pueden seguir pateando para adelante. “Ya estamos transitando esos cincuenta o cien años, nosotros, las generaciones actuales ya lo estamos viviendo”, sostuvo.

“Si no hacemos nada con respecto a la emisión de gases de efecto invernadero, con el crecimiento de la población y el crecimiento de la economía, hacia fin de siglo estaríamos emitiendo alrededor de cuatro veces más que ahora. Cada uno de los escenarios se traduce en concentraciones de gases. En el mejor de los casos estaríamos por arriba de 500 partes por millón (nunca el plantea alcanzó esa cantidad) y, si no hacemos nada, llegaríamos a 1.000”, anticipó Barros.

“Pero se haga lo que se haga, para el año 2030 las concentraciones son más o menos las mismas. No importa lo que hagamos, hasta 2050 los cambios van a ser bastante pequeños. El corto plazo ya está, no importa mucho lo que hagamos el clima ya cambió, está cambiando y va a seguir cambiando. No sólo vamos a tener que resolver cómo reducir las emisiones para que a partir de 2050 esto no se transforme en un gran problema, sino que también tenemos que adaptarnos a lo que ya cambió y va a seguir cambiando”, comentó.

La temperatura, hasta el momento, un sufrió modificaciones en las regiones que comprende el territorio argentino. “Lo que sí tenemos es veranos más largos, particularmente los otoños son más calidos y los inviernos son suaves. En el centro y norte del país no sólo son suaves si no que dan lugar a olas de calor”, explicó Barros.

En cuanto a las modificaciones en las precipitaciones, en toda América del Sur hubo un incremento de un 23 % al este de la Cordillera de los Andes. En contraste, del lado oeste hubo una reducción del 50 %. Se registra ya una mayor frecuencia de tormentas y precipitaciones intensas, comparando los datos de cantidad de episodios de precipitaciones superiores a los 100 milímetros en dos días, la cantidad se triplicó a partir de la década del ´70. “En Santa Fe, los registros muestran que por cada tormenta grande que tenemos por año, antes era cada siete años”, detalló.

Fuente: UNL-DiCyT