“Los medios están cada vez más exigidos por un público que está cada vez más especializado y ya no se conforma con generalidades”, advierte Henoch Aguiar, un experto en telecomunicaciones que se desempeñó tanto en el ámbito académico como en la función pública.

En su libro “El futuro no espera” el autor señala que "la mirada universal del diario es su fortaleza, pero el paradigma de la información general ya no existe”.

“Es una paradoja: necesitamos medios con una visión de 360º, pero a la vez somos muy exigentes en nuestra visión focalizada sobre esos mismos medios. Esto indica que los medios especializados, en la medida en que sean confiables, tenderán a crecer”, dice Aguiar, para quien la actual obsesión es el acceso a la “sociedad del conocimiento”: un sistema fragmentado, hiperespecializado, en el que el conocimiento funciona como el principal motor de la economía.

“La gran riqueza de la Argentina no tiene nada que ver con el petróleo, ni con las reservas de agua potable, ni con la soja; consiste en producir y hacer circular conocimiento”, dice el autor en su libro: “En la era industrial bastaba leer el diario y ya era suficiente para estar informado. En ese sentido era muy igualador porque el diario que leía el intelectual, el ministro o el empresario era el mismo que leía cualquier otro ciudadano porque la puerta de acceso a la información era una sola. Hoy en día esto ya no es así. La explosión del conocimiento ha llevado a un proceso de infinita especialización y diversidad”.

Nunca se asoció la producción de conocimiento a los medios masivos, señala: “La principal usina de conocimiento es la universidad. En los últimos años se ha multiplicado por seis la cantidad de estudiantes universitarios en todo el mundo. Y la Argentina tiene aún una gran reserva educativa. Nuestro país puede crecer en la sociedad del conocimiento, porque tiene lo más difícil de obtener, que es un sistema cultural proclive a ello”.

Al observar los contenidos de los medios no se aprecia que haya en el público una avidez por el conocimiento. A este respecto el autor explicó –entrevistado por el diario Crítica- que “están pasando muchas otras cosas por fuera de los medios tradicionales, y por dentro de los nuevos medios. El conocimiento circula en red y por eso las nuevas tecnologías son las que hay que desarrollar para que ese conocimiento circule mejor”.

Desde esta visión el conocimiento circulando en redes regenera Estado, ciudad, soberanía, riquezas; y eso a nivel mundial está sucediendo claramente. Este fenómeno puede ser atrasado o acelerado por decisiones políticas.

“O sea que un país puede acceder a la sociedad del conocimiento como ventaja o como obligación, pero no tiene manera de mirar desde afuera. En materia de comunicaciones hay dos Argentinas: un eje que conecta a Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza, Bahía Blanca y Neuquén, que son los trayectos que hacen las nueve autopistas de fibra óptica que hay en el país. A 50 kilómetros de esos lugares no hay nada. En Jujuy puede cortarse internet por dos días como ocurrió el año pasado. O Tierra del Fuego puede quedar aislada por varios días incluso sin cajeros automáticos, porque la precariedad técnica es inmensa. Tienen un nivel de conectividad que tiene diez años de atraso. La conexión a internet es como el sistema arterial, si no irriga bien no hay manera de que llegue sangre al cerebro. Así es como está condicionado el conocimiento por un mal nivel de conectividad.”, aclara.

Fuente: Crítica Digital