En un trabajo recientemente publicado en la revista mexicana “Razón y Palabra”, el experto argentino Diego Levis se pregunta sobre los alcances de la capacitación docente en el uso educativo de los medios informáticos considerando sus objetivos, limitaciones y consecuencias.
Los interrogantes en torno a los cuales se articula su recorrido son los siguientes: ¿Las propuestas de capacitación existentes apuntan a una transformación de las prácticas áulicas a partir de las incorporación de las tecnologías de información o promueven sólo el reemplazo de las viejas herramientas educativas (pizarrón, cuaderno, diccionario y manual) por tecnologías más modernas, dentro del mismo esquema pedagógico de la escuela de la sociedad industrial? ¿Es posible encarar un uso innovador de los medios informáticos en los procesos de enseñanza y aprendizaje sin incorporar plenamente estos usos en los programas de formación docente?
“La educación en todas sus modalidades y niveles debe hacer frente a los desafíos que le plantean las transformaciones socioculturales en curso, uno de cuyos principales emergentes es la presencia de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en casi todas las actividades, tanto en los ámbitos públicos como privados”, sostiene Levis, doctor en Ciencias de la Información y docente de la Universidad de Buenos Aires.
Las TIC “están sirviendo de base para el surgimiento de un entorno completamente nuevo y diferente dentro del cual tendrán que desenvolverse los procesos de enseñanza y aprendizaje”, apunta. No todo se resuelve con aumentos de presupuestos, parece decirnos. Hay mucho más por hacer: “de nada sirve introducir medios informáticos en las escuelas sin docentes capacitados para utilizarlos en el marco de un proyecto educativo definido”, define.
Y agrega que es difícil imaginar una renovación de las prácticas educativas “a partir de las iniciativas aisladas de docentes inquietos que utilizan los recursos tecnológicos de un modo creativo, de cursos fragmentados tomados por iniciativa personal de cada docente o a través de la distribución de contenidos educativos por medio de CD roms o sitios web más o menos bien concebidos”.
En el campo de la educación, de nada vale establecer planes de acción si no se determina con claridad cuales son los fines que se persiguen. “De poco sirven las computadoras en el aula si es para ser usadas solamente como pizarrones, cuadernos y manuales electrónicos”, aclara Levis. Del mismo modo, “de poco vale tener objetivos bien definidos si no se realizan las acciones necesarias para alcanzar el fin buscado. No basta con declaraciones de principios y cartas de intenciones. Es necesario establecer un plan de acción acorde a los fines buscados”, concluye.
Fuente: Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.


