El estrés de atender a un cónyuge discapacitado aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) de forma sustancial, y el aumento en el riesgo es mayor para los maridos que para las mujeres, encuentra un estudio reciente.

"Seguimos a 767 personas de un gran estudio que cuidaban a un cónyuge con una afección discapacitante", apuntó William E. Haley, psicólogo clínico que es profesor de la Facultad de estudios del envejecimiento de la Universidad del Sur de Florida, en Tampa. "Los cónyuges que tenían las puntuaciones más altas de sobrecarga también tenían las puntuaciones más altas de riesgo de ACV".

La sobrecarga se midió con una puntuación estándar al preguntar a los participantes cuántos días durante la semana anterior se habían sentido deprimidos, solos, tristes o habían tenido un ataque de llanto. Las respuestas se confrontaron con la Escala de riesgo de accidente cerebrovascular de Framingham, que mide factores de riesgo como edad, presión arterial, niveles de colesterol en sangre, fumar y diabetes, aegún el que aparece en la edición en línea de "Stroke".

Una puntuación alta en la medida de sobrecarga se asoció con un aumento general de 23 por ciento en el riesgo de ACV. La asociación fue más potente en los maridos que en las mujeres. La mayor se observó en hombres negros con sobrecarga por la atención, con un aumento en el riesgo de accidente cerebrovascular de 26,9 % durante los diez años siguientes.

Anotó que no está claro si las puntuaciones de riesgo altas resultarán en una mayor incidencia de ACV. "No hemos seguido a suficiente gente durante suficiente tiempo para hacer ese análisis", apuntó Haley. "Durante los próximos años, tendremos la capacidad de ver si un alto grado de sobrecarga lleva a una mayor incidencia de ACV y mortalidad".

Los cuidadores que se sienten sobrecargados pueden y deben buscar ayuda, aconsejó. "Ya sabemos que los cuidadores se pueden beneficiar de todo tipo de consejería", señaló Haley. "Animamos a esos cuidadores a obtener ayuda adicional".

Otro estudio en la misma edición de la revista, este de Suecia, encontró que apenas tres cuartas partes de las personas que sobrevivieron a ACV seguían tomando los fármacos recomendados para evitar un segundo ACV dos años más tarde.

El estudio de más de 21,000 supervivientes de accidente cerebrovascular, con una edad promedio de 75 años, encontró que dos años más adelante el 26 % había dejado de tomar medicamentos para controlar la presión arterial alta, 44 % había dejado de tomar estatinas para reducir el colesterol, 36 % había dejado de tomar fármacos para prevenir coágulos, y 55 % no tomaba el adelgazante sanguíneo warfarina.

No está claro si el mismo patrón de falta de cumplimiento sucede en Estados Unidos, escribieron neurólogos del Hospital de la Universidad de Umea, pero "aquí sí es así", aseguró el Dr. Bruce Ovbiagele, director del programa de prevención del ACV de la Universidad de California, en Los Ángeles.

Hay varias explicaciones posibles del fracaso en la toma de medidas tan básicas para prevenir otro ACV, aseguró Ovbiagele. "De parte de los pacientes, muchos no tienen claro que necesitan tomar estos medicamentos de forma indefinida", apuntó.

Ovbiagele añadió que también puede ser culpa de los médicos. "Algunos proveedores no insisten tanto en la educación del paciente sobre cuánto tiempo necesitan tomar los fármacos", aseguró. "La mayoría de la evidencia de su valor proviene de estudios relativamente cortos, de manera que los proveedores tal vez piensen que sea evidente que hay que continuarlos".

El cumplimiento de los pacientes con las indicaciones farmacológicas tras un ACV es mejor cuando "hay algún programa estructurado de intervención para respaldarlo", aseguró Ovbiagele.

Fuente: Health Day