Según una investigación que la consultora SRI Internacional realizó para el Departamento de Educación de Estados Unidos, los alumnos que aprenden a distancia, dedican más tiempo al estudio, buscan información adicional, la comparten, colaboran y son más propensos a tomar las riendas de su propio aprendizaje.

 

En definitiva, y de acuerdo a las conclusiones de este estudio, aprenden más con una diferencia pequeña cuando se refiere a la formación totalmente online, pero que es muy significativa cuando se compara con los proyectos que combinan las clases de toda la vida con la formación a distancia usando nuevas tecnologías.

 

El crecimiento de esta opción parece imparable, pero siempre se ha considerado algo menor, el recurso de quien no puede acceder a la formación clásica presencial, la única que realmente ofrece una educación de alta calidad.

 

No se trata, dicen las conclusiones, de que la computadora tenga algún tipo de efecto mágico, es decir, que el modelo en sí sea más efectivo, pero el alumnos ya no es un sujeto pasivo y muchas veces anónimo en medio de una clase llena (a veces excesivamente) de alumnos. Objetivos que, por otra parte, lleva décadas reclamando la investigación educativa para la enseñanza en general, recuerda el experto en educación Rodrigo Juan García.

 

De hecho, muchos expertos aseguran que el futuro de la universidad está en el modelo mixto: mucho trabajo individual o colaborativo con herramientas de Internet -desde clases magistrales colgadas en la web hasta materiales de trabajo o ejercicios- y seminarios presenciales, y tutorías individuales, online o en persona. Éste es el futuro, sin duda, según James C. Taylor, profesor de la Universidad de Queensland (Australia) y uno de los autores del estudio de 2006 de la UNESCO La Universidad virtual: "Bien diseñado, toma lo mejor de ambos modelos".

 

Y para el profesor de la Complutense de Madrid, Jesús Flores, el proceso es imparable. Señala que la idea de enseñanza híbrida está en el fondo de la reforma europea de las universidades (el plan Bolonia). "El nuevo modelo en el que se basa la educación online conllevará una transformación de las instalaciones de las facultades, igual que con la filosofía del espacio europeo. ¿Para qué queremos aulas para 140 personas, si el modelo online no las necesita y el modelo europeo apuesta por un número limitado de 25 a 40 alumnos por clase? Desde luego que todo esto implica una transformación".

 

El reciente trabajo del Departamento de Educación estadounidense se ha dedicado a revisar las investigaciones hechas sobre el tema entre 1996 y 2008 y ha acabado seleccionando los 99 estudios que hacían una comparación cuantitativa fiable entre las dos formas de enseñanza, para quedarse finalmente con los 49, casi todos muy recientes, que ofrecían una mayor fiabilidad (la mayoría del campo de la Medicina y sanidad, pero también de informática, educación, matemáticas, idiomas, ciencias sociales y empresariales).

 

Asignándoles valores a las diferencias de aprendizaje (medidos mediante test fiables) de cada uno, el resultado es que la enseñanza puramente online produjo un efecto ligeramente mejor que la presencial (una desviación favorable de 0.14 medida entre 0 y 1) en los resultados, pero que la combinación de elementos online y presenciales es significativamente más efectiva (con una desviación de 0.35).

 

El estudio advierte de que hace falta mucha más investigación en este campo -muchos de los trabajos analizados se hicieron con muestras pequeñas o con escasez de variables analizadas- y que sus conclusiones están encuadradas para educación superior y de adultos; no son válidas para la enseñanza primaria y secundaria porque en esas edades no han encontrado suficientes evidencias. Esto, para el doctor en Psicopedagogía y profesor en la Facultad de Educación de la UNED José Manuel Suárez tiene toda la lógica, ya que la autorregulación que requiere la educación a distancia necesita a su vez cierta madurez del estudiante.

 

Así, parece que, se llegue a imponer como modelo o se convierta en una opción mayoritaria más, todos parecen tener claro que la formación virtual va a crecer enormemente. Y el profesor australiano James C. Taylor va más allá, cree que el cambio será necesario para atender de manera eficiente el previsiblemente enorme aumento de alumnos de enseñanzas superiores en la próxima década, sobre todo en los países en desarrollo.

 

Fuente: El País