El jefe del Ejército de Tailandia y líder de los militares golpistas, el general Sondhi Boonyaratglin, afirmó que devolverán el control al pueblo tras reparar el daño causado por el gobierno del depuesto primer ministro, Thaksin Shinawatra, es decir en 2007.

 

En una intervención televisada, Sondhi, quien durante los últimos meses descartó que un golpe de Estado fuera una medida para zanjar la crisis política, apuntó que la acción militar tiene como objetivo poner fin a la división social y a la erosión de las instituciones democráticas.

 

Tras el golpe de Estado perpetrado mientras Shinawatra se encontraba en Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU , los golpistas impusieron estrictos controles a los medios de comunicación y suspendieron el derecho de asamblea.

 

La cúpula militar anunció en su primera comparecencia con la diplomacia extranjera que un Gobierno interino permanecerá un año en el poder y que convocará elecciones en octubre de 2007.

 

El general Sondhi señaló en sus primeras declaraciones que llevarán ante los tribunales de Justicia a aquellos políticos y funcionarios que hayan cometido ilegalidades durante el mandato de Shinawatra.

 

Los golpistas acusan a Shinawatra de corrupción, deslealtad a la Corona , nepotismo, perversión de las instituciones democráticas y de haber causado una división social sin precedentes en la historia moderna de Tailandia.

 

El general Sondhi dijo también en conferencia de prensa que en un plazo de dos semanas será nombrado un gobierno interino que, en principio, y según fuentes consultadas por Efe, puede estar encabezado por Pridayathorn Devakula, gobernador del Banco Nacional de Tailandia.

 

Antes, en una reunión con diplomáticos extranjeros, Sondhi reiteró que la Constitución de 1997 será enmendada con el propósito de abrir el cauce a una reforma política que culminará con la celebración de elecciones legislativas.

 

"Hemos hecho esto (el golpe) a petición de muchos sectores. En este país existe el deseo de desarrollar un sistema democrático", explicó Sondhi.

 

El líder golpista afirmó, en respuesta a una pregunta formulada por un diplomático, que el depuesto primer ministro y los miembros de su gabinete pueden regresar a Tailandia, aunque advirtió que serán sometidos a una investigación para conocer si cometieron delitos.

 

Shinawatra, que viaja acompañado por el ex viceprimer ministro Surakiart Sathirathai, candidato tailandés a la secretaria general de la ONU , tiene previsto llegar hoy a Londres, según el Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido.

 

"Hemos tomado el poder. La Constitución , el Senado, la Cámara de Representantes, el gobierno y el Tribunal Constitucional han sido anulados", informó a la nación el nuevo "hombre fuerte" de Tailandia tras perpetrar la asonada.

 

Agregó que el Consejo Administrativo para la Reforma política creara una comisión que se encargará de enmendar la Constitución , que ya fue revisada en 1997, para introducir cambios destinados a prevenir la corrupción y para dar una mayor transparencia a la gestión del gobierno.

 

Durante la intervención televisada del general Sondhi podían verse en la estancia en la que se encontraba grandes retratos del rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, muy admirado y reverenciado en el país, y a quien los golpistas han declarado lealtad.

 

El monarca recibió en audiencia esta madrugada al Consejo interino creado por los militares, pero hasta ahora el jefe del Estado no hizo ninguna declaración pública en relación al golpe

 

La audiencia real tuvo lugar después de que el Ejército declarara la ley marcial, anulara la Constitución y anunciará la creación de un gobierno interino.

 

Entretanto, los soldados y los carros de combates, todos con lazos amarillos, color que representa al monarca, protegen la sede del Ejecutivo en Bangkok y los centros de emisión de los canales estatales de televisión, que reanudaron su programación habitual tras una noche de interrupción.

 

A pesar de la presencia militar, la calma reinaba en las calles de Bangkok, que se distingue por su notable actividad a todas horas.

 

Después del golpe de Estado, los líderes golpistas declararon jornada festiva.

 

La mayoría de los trabajadores de las oficinas de grandes y medianas empresas, bancos y de la Administración se quedó en su casa para seguir por televisión o radio la evolución de los acontecimientos.