El ministro de Justicia, Ricado Silberstein, confirmó que el Ejecutivo provincial mandará hoy a la Legislatura provincial el proyecto para implementar el juicio por jurados en Santa Fe. Consideró que se trata de una iniciativa vanguardista y moderna y defendió sus alcances al considerar que aportará mayor transparencia y la posibilidad de que la sociedad se acerque a sus problemáticas.

En diálogo con el programa Radiópolis, que conduce Roberto Caferra en Radio 2, el ministro explicó que el proyecto se enmarca en otras acciones ya puestas en marcha en territorio provincial, como por ejemplo el sistema de enjuiciamiento penal, la reforma procesal penal, la ley conclusional y el proceso para menores. “Éste es uno de los proyectos más modernos”, remarcó.

Según explicó, el juicio por jurado se aplicará a los delitos penados con prisión perpetua y también los considerados graves, como los homicidios cometidos con arma de fuego o los ataques a la integridad sexual. “Se irá implementando de forma paulatina” a partir de 2018, resaltó y precisó que el jurado estará compuesto por 6 varones y 6 mujeres elegidos por sorteo desde el padrón electoral. “Será un jurado ciento por ciento popular”, aclaró que condenará mientras que el juez será el que aplique la sentencia.

De acuerdo a lo que señaló, el día anterior al inicio de la audiencia, se hará un sorteo de 36 personas desde el padrón electoral de los que quedarán seleccionados por las distintas partes una docena y dos suplentes. Ser jurado supone una carga pública, es decir, no hay posibilidad de negarse. Cuando el jurado ya esté conformado, el jurado, fiscalía y defensa expodnrán sus argumentos al jurado que tras esa instancia, deliberará para llegar a un fallo unánime. En caso de no concretarse este acuerdo total, en segunda instancia podrá haber fallo si hay 10 votos concordantes. También existe una tercera instancia: si no se logra la decena de votos, el acusado es absuelto.

Consultado al respecto, el funcionario provincial analizó algunas controversias que surgen alrededor del proyecto que resumió en tres: considerar que la Justicia es exclusiva de personas de Derecho que hayan estudiado esta materia y se desempeñen profesionalmente, creer que el jurado desarrolle algo así como una “caza de brujas” donde prime la venganza o bien, que por el contrario, cualquier persona enjuiciada quede en libertad. “Muchos creen que la gente común no puede estar en condiciones de resolver este tipo de conflictos, sostienen que el Derecho tiene un lenguaje que es sólo cuestión de especialistas cuando en realidad, al juzgar, la sociedad se acerca a la resolución de conflictos”, observó.

Con respecto a la posibilidad de que se cometan excesos más ligados al concepto de venganza que de Justicia, Silberstein argumentó: “En general las experiencias en otras provincias demuestran que los fallos del jurado no difieren mucho de los que pueda tomar un juez”. Finalmente, sobre el último planteo, dijo: “No ocurre en la experincia de los juicios por jurado esto de que todos salen. No ocurre ni una cosa ni la otra, en cambio se evidencia cómo la sociedad se involucra con sus propios conflictos”.