Unos 150 investigadores de todo el mundo, liderados por el premio Nobel en física James Cronin, se darán cita hoy en la localidad de Malargüe, en Mendoza, para inaugurar la etapa final del Observatorio Pierre Auger, considerado "el experimento científico más grande del mundo".
Se trata de un proyecto conjunto entre 15 países, desarrollado en un predio de tres mil kilómetros cuadrados, cuyo objetivo principal es desentrañar los misterios de las partículas más energéticas del universo.
"Estamos enfrentándonos a las mayores energías de la naturaleza para tratar de descifrar el mensaje que nos envía el universo: es, realmente, una aventura del pensamiento", dijo Alberto Etchegoyen, director del Observatorio que comenzará a funcionar de manera completa desde hoy, cuando se inaugure el último edificio que albergará seis de los 24 telescopios del complejo.
En el predio se ubican, por un lado, detectores que reciben lluvias de partículas y, por otro, telescopios que captan la fluorescencia emitida por el nitrógeno atmosférico.
"La idea de hacerlo tan grande es muy simple: los rayos cósmicos de esta energía caen una vez por siglo por kilómetro cuadrado. Para que sea más fácil captarlos, es necesario que los detectores estén extendidos en una gran superficie", explicó Andrés Risi, técnico del observatorio y astrónomo aficionado.
La participación argentina está liderada por la Comisión Nacional de Energía Atómica (Conea) junto a las Universidad Nacional de La Plata, el Instituto Balseiro, la Universidad Tecnológica Nacional y el gobierno de la provincia de Mendoza.
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