Según una investigación realizada en la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario, el nivel educativo de los integrantes de una pareja inciden en la duración del matrimonio. El estudio afirma que “subió la proporción de parejas en las que la mujer es quien tiene mayor educación”.

“Los rasgos socio-demográficos de la primo-nupcialidad reciente en Rosario”, es el título de esta investigación. El trabajo analiza los cambios de las familias actuales tales como la disminución de los casamientos, el aumento de la edad de los cónyuges, la tendencia de las parejas a la convivencia, etc., e introduce un tópico de notoria incidencia: el peso de la educación de la mujer en la formación de núcleos donde ambos trabajan y mantienen el hogar.

El estudio reveló que los casamientos son una tendencia más común entre la clase media y alta, mientras que los sectores populares se inclinan más a las uniones consensuadas. Además, arrojó como conclusión que los jóvenes argentinos están postergando la edad del casamiento por diversos motivos: trayectorias de educación mucho más largas, dificultades económicas, mayor interés en un proyecto profesional que familiar, etc. El trabajo señala que de acuerdo a los últimos censos nacionales, la tasa bruta de nupcialidad fue descendiendo -de 5,9 por mil en 1980 pasó a 3,5 por mil en el 2001-, mientras que la unión consensual sigue en aumento.

Más instruidas e independientes

El informe -que tomó como base el informe estadístico de matrimonios del Registro Civil de la ciudad de Rosario entre 1990 y 2004- indicó que cerca de la mitad de las parejas que se forman tienen el mismo nivel de instrucción. En el 20% de los matrimonios el varón tiene más instrucción que la mujer y creció la proporción de parejas en las que es la mujer quien tiene mayor educación: de 32 % pasó a 34 %.

La instrucción femenina tiene un peso importante en la conformación de matrimonios en los que ambos miembros son proveedores -que aportan económicamente a la manutención-, que es el caso de más de la mitad de las uniones. Cuando los dos tienen alta educación, el 100 % de los núcleos son de doble proveedores; es decir que tanto el hombre como la mujer trabajan profesionalmente, pero cuando ambos tienen baja educación el proveedor es masculino.

“La gente de baja instrucción reproduce más el modelo tradicional de familia, de hombre proveedor y mujer ama de casa, mientras que entre las mujeres más instruidas se observa una autonomía e independencia económica”, explicó la directora del proyecto, María Celina Añaños, y agregó: “Estos son hallazgos que van más allá de la cuestión demográfica, porque muestran la importancia de la educación pública, sobre todo para las mujeres de bajos recursos”.

Nuevas pautas culturales

El estudio evidencia un aumento de la edad promedio de casamiento. Por ejemplo, los hombres de bajo nivel de instrucción tienen una media de edad muy alta (32-33 años), ya que se trata de legalizaciones de viejas uniones de hecho.

Esto también se observa entre los que tienen un nivel terciario completo: de 26 saltó a 29 años el promedio de edad, “a veces por dificultades económicas para conformar un nuevo hogar”. En cuanto a los otros niveles de instrucción, la edad más alta es la del universitario completo, que ronda entre los 29 y 30 años.

Con respecto a la edad de las mujeres, el promedio poblacional de la edad de casamiento es de alrededor de 25 años y son las universitarias completas las que tienen la edad más alta: se casan entre los 27 y los 29 años, registrándose una leve tendencia al aumento de la edad.

Unión de hecho

Según los datos recabados en el estudio, más del 85 % de los casamientos anuales se dan entre personas solteras y “es una conducta más característica de la clase media y alta. Los sectores populares tienden a la unión consensual y con el paso del tiempo, formalizan”, expresó la directora del proyecto. Para algunos jóvenes, el matrimonio legal forma parte de nuevas trayectorias conyugales que lo ubican luego de una unión de hecho, proceso que se aleja de la pauta cultural considerada “tradicional”, de transitar al matrimonio en forma directa luego de un período de noviazgo.

Fuente: Infouniversidades