Está ampliamente difundida la creencia de que los perros tienen un gran olfato y en los humanos este sentido está muy poco desarrollado. ¿Pero es realmente así? Investigaciones históricas y científicas aseveran que esto no es más que un mito, y que en realidad ambas especies tienen muy desarrollada la capacidad de percibir e identificar aromas.

Aparentemente la idea de que el olfato humano es peor que el de los perros comenzó a mediados del siglo XIX, cuando cobraron fuerza las ideas de la evolución de las especies de Charles Darwin. La Iglesia católica, indignada con que le derriben la idea de Adán y Eva, empezó a atacar a las universidades, según consignó El País.

En la Facultad de Medicina de París, el anatomista Paul Pierre Broca (quien decía que no existía el alma) tuvo que adecuar sus observaciones a la ideología eclesiástica, y en 1879 lanzó la hipótesis de que con el correr de los años los hombres habían visto reducidos su bulbo olfativo en pos de desarrollar la razón. El hombre se había vuelto más inteligente y menos intuitivo, quedando esto último para los animales.

El neurocientífico norteamericano, John McGann, aseguró que esa idea sobrevivió por mucho tiempo, pero era errónea. “El bulbo olfatorio humano es, en realidad, bastante grande en términos absolutos y contiene un número de neuronas similar al de otros mamíferos”, resaltó.

En 2013, un grupo de científicos probó esta nueva hipótesis exponiendo a diferentes animales a seis compuestos aromáticos presentes en la orina de distintas especies. Las personas resultaron hasta tres veces más sensibles que las ratas o los monos a dos de las moléculas.

A esto se sumaron estudios que probaron que los humanos son tan sensibles como los perros y los conejos al olor a banana, mientras que otro trabajo de la Universidad de Linköping (Suecia) reveló que los ratones son “extraordinariamente sensibles” a un componente del olor a sangre, pero los humanos “lo son incluso más”.

“Está claro que el sistema olfativo humano es excelente a la hora de distinguir olores, mucho más allá de los 10.000 olores proclamados por la sabiduría popular y por algunos manuales de introducción a la psicología”, sostuvo McGann y agregó que el hombre puede distinguir hasta un billón de olores distintos.

“El sistema olfatorio humano es excelente, aunque depende de cómo lo midas. Por ejemplo, los perros pueden ser mejores que las personas a la hora de olfatear diferentes orinas en un árbol, pero los humanos pueden ser mejores que los perros a la hora de distinguir los aromas de un buen vino”, destacó el experto.