A mediados de los 80, la población de osos panda en el mundo rondaba los mil ejemplares. El rescate de cada uno de ellos por parte de los biólogos para criarlos en reservas tuvo su rédito: uno no de ellos fue capaz de garantizar una prolífica descendencia; 130 hijos en 25 años.

El dato es que los cuidadores llamaron a ese osezno Pan Pan (algo parecido a esperanza), según informa el portal Gizmodo. El nombre no pudo ser más apropiado.

En 1991, Pan Pan fue transferido a la Reserva Natural de Wolong, donde el gobierno chino había puesto en marcha un programa de cría en cautiverio.

A medida que el oso comenzaba a desenvolverse con otros ejemplares de la reserva, sus cuidadores comenzaron a notar algo especial: tenía la libido por las nubes, una particularidad en el caso de algunas especies de animales en cautiverio.

Los osos panda salvajes solo se reúnen para aparearse una vez al año. Por lo demás viven vidas solitarias. El proceso es aún peor en cautiverio, donde los animales parecen aún menos interesados en reproducirse.

Desesperados, los biólogos habían recurrido a la inseminación artificial, un proceso caro y que no siempre daba resultados. El 48 por ciento de los oseznos moría al poco de nacer. Entonces llegó Pan Pan.


Seis meses después nacía el primer cachorro de Panda sin intervención humana. Se llama Bai Yun y hoy vive en el zoo de San Diego.

Pan Pan era un caso completamente inusitado. De los 520 osos panda que han nacido en cautividad en los últimos 30 años, 130 son hijos suyos. Su efectividad reproductiva no solo ha repoblado la especie. Además, ha permitido a los científicos desarrollar un programa de cría en cautividad completamente nuevo y mucho más eficaz.

Al parecer, el éxito de Pan Pan no solo estaba en su inusual interés por las hembras, sino en el hecho de que su cópula duraba mucho más (hasta siete minutos).

La mala noticia es que este semental del mundo animal falleció en diciembre de 2016.