El caso conmueve a cualquiera que lo escuche. Y, sin embargo, su principal protagonista no sabe todo lo que se agita a su alrededor. Mientras se espera que la Corte Suprema se defina, continúa la controversia en torno al polista cordobés Ignacio Ballesteros, en estado vegetativo con "mínima conciencia" tras caer de un caballo, cuya tenencia pelean ante la Justicia su esposa, la rosarina Gisela La Menza y sus padres y hermanos, oriundos de Córdoba.

Hasta ahora los padres de Ignacio no habían hablado públicamente. Pero decidieron quebrar el silencio y concedieron una entrevista a una radio cordobesa. En ella el padre del joven, Eduardo Ballesteros, defendió su postura: "La familia de Ignacio somos nosotros", subrayó. Si bien admitió que es "insólito" el camino judicial que ha tomado el caso, se mantuvo firme en su postura. Y analizó como una utopía, según reproduce el diario La Voz del Interior, la posibilidad de llegar a un cierre consensuado: "Ojalá pudiera preguntarle dónde quiere estar y esto se acaba".

El accidente se registró hace casi dos años, durante un partido de polo que se jugó en San Antonio de Areco. Una yegua corcoveó y golpeó a Ignacio, de 33 años, en la cabeza. En un principio fue en Buenos Aires donde estuvo internado, ya que el matrimonio vivía en la localidad bonaerense de Duggan. Luego la mujer, una médica de 29 años, adaptó su casa en Rosario y lo trasladó allí. Pero los padres y sus hermanos consiguieron una orden de la justicia federal cordobesa para llevárselo a un instituto de rehabilitación de esa provincia, donde hoy se encuentra internado. 

El camino judicial del caso es largo y complejo. En total, intervinieron ocho tribunales y hay un pedido de juicio político. Por ley, le corresponde a la esposa definir domicilio y tratamiento. De hecho, los abogados de la joven aseguran que una jueza de Campana declaró incapaz al polista (los padres lo niegan) y le otorgó la responsabilidad de sus bienes (también lo niegan), un tema sobre el que hubo presentaciones judiciales de ambas partes. La mudanza a la fuerza del paciente se realizó luego de que la justicia federal cordobesa aceptara el planteo de los padres. Aunque la Cámara Federal de Córdoba anuló la decisión del juez federal que definió el traslado por la fuerza del joven. Ahora, ambas partes esperan la decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que deberá determinar qué tribunal (jurisdicción) corresponde y entonces ver dónde continúa su rehabilitación el joven accidentado.

Los padres de Ignacio aseguran que la desatención de su hijo en Rosario era "palmaria", mientras su esposa insiste en que había un equipo de 14 profesionales a cargo de su marido. Los padres plantean que el joven no debería haber abandonado el Instituto Fleni mientras que la esposa plantea que obtuvo los avales médicos necesarios para llevarlo a su hogar, que estaba totalmente adaptado para atender a su marido.

“Los derechos de Ignacio estaban siendo totalmente vulnerados”, remarcó Eduardo Ballesteros, quien no podía visitar a su hijo en Rosario, por una serie de denuncias de violencia cruzadas. Sólo podía verlo la madre una vez a la semana, acompañada de una asistente social, por orden de un juez de Familia de Rosario. Ahora, tras la "mudanza", el horario de visita al joven en el centro de rehabilitación es de tres horas diarias, según detalla el diario cordobés. A ese mismo medio la mujer confesó que, cuando viaja a Córdoba, apenas puede verlo media hora porque la relación con los padres de su marido no es buena. 

El padre de Ignacio sostiene que le preocupa la salud de su hijo y que, si no fuera por familiares de Gisela, con ella no se habrían registrado conflictos. “Tengo ganas de decirle: Hagamos todo lo que podamos hacer para que se recupere", sostiene. "Me parece insólito todo esto”, admitió. Pero no se mueve un centímetro de su postura: “Le diría: vení con nosotros. Porque no es que nosotros tengamos que ir con ella. En realidad, la familia de Ignacio somos nosotros. Y ella es la esposa”.

Respecto de las acusaciones de que los padres y los hermanos están interesados en quedarse con la herencia del joven, o en todo caso no quieren que la mujer se la quede, planteó: “Cuando vos leés en los expediente que estás detrás de la plata de tu hijo, yo te digo: a mí no me hace falta. Se la voy a defender porque es de mi hijo, pero también voy a defender lo que yo tengo con él. Y también voy a defender lo que tiene con mi otro hijo”.

Para conocer más del caso, mirá la nota de Analía Bocassi en De12a14 sobre el caso: