El pesimismo de los inversores volvió a deprimir a los mercados bursátiles del mundo y la justificación del malhumor de los operadores es la misma que desencadenó el derrumbe la semana pasada: la aversión al riesgo
tras los ajustes de Shanghai.

El índice Merval de las empresas líderes de la Bolsa porteña cayó hoy 2,67 por ciento. El principal termómetro bursátil, en su peor momento de la rueda de hoy, llegó a retroceder hasta un 4,59 por ciento. Estos números, según los especialistas, marcan el único dato alentador de la jornada, debido a que reflejaría cierta resistencia de los inversores a partir de determinado nivel de precios. 

El Merval perforó hacia abajo la marca de los 2.000 puntos, al cerrar en 1.944,12 unidades, un terreno que había dejado de explorar por última vez hace tres meses.  Ahora el Merval arrastra una caída del 12,38 por ciento en
apenas cinco ruedas, tras batir el 26 de febrero pasado todos los récords cuando se posicionó en 2.219,01 puntos. 

El margen de la caída genera caras de preocupación entre los operadores que no encuentran razones domésticas. Todos comienzan el día con la misma rutina y mirán atónitos desde temprano las pantallas que aportan información sobre la suerte de los mercados del exterior. 

Este lunes desayunaron con un nuevo derrumbe de Asia de tal manera que sabían de antemano la apertura en Buenos Aires y en medio de los temores de una desaceleración en los países pilares de la economía del mundo. 

Shanghai arrancó con una baja del 1,63 por ciento y en Tokio las ventas presionaron hasta dejar al índice Nikkei 3,34 abajo, mientras que el Kospi de Seúl retrocedió 2,71 por ciento. Con similar tendencia, las bolsas europeas volvieron a caer con fuerza y con el centro de atención en lo que sucederá en Wall Street. 

La Bolsa de Zurich descendió 1,38 y otra de las más perjudicadas, Francfort, retrocedió 1.04.  Finalmente el índice
Dow Jones deparó un retroceso del 0,53 por ciento y el Nasdaq acompañó con un margen negativo del 1,15. En San Pablo las acciones cedieron 2,34 por ciento.  

En la Bolsa porteña el volumen se amplió a 112,88 millones de pesos, frente a 54,27 millones del viernes y las 72 empresas operadas se repartieron en 4 alzas, 62 bajas y otras 6 compañías que mantuvieron sus precios anteriores.  "Los ajustes en China trajeron temor a las bolsas y los precios cayeron violentamente", es la justificación más escuchada entre los operadores en el momento de evaluar el comportamiento del mercado bursátil. 

El disparador, se recuerda, fue la versión de que el gobierno chino adoptaría medidas para limitar el apalancamiento en su mercado bursátil (compra de acciones con crédito), y desinflar una burbuja financiera que venía dando réditos asombrosos. De ahí en más se produjo un efecto dominó que potenció las palabras de Alan Greenspan, ex titular de la Reserva Federal, que un día antes había pronosticado que la economía norteamericana
entraría en recesión a fines de 2007. 

Y como los inversores están huyendo de los activos de riesgo, las tasas de los bonos norteamericanos cayeron a su nivel más bajo del año, "en una muestra de que se privilegia la estrategia de "fly to quality" (vuelo a la calidad), apuntó un analista. La tasa del bono a 10 años cayó al 4,48 por ciento y quedó finalmente en 4,51. Los bonos argentinos también sufrieron el efecto de las ventas, muy sensibles al contexto externo. Los bonos que nacieron
del canje de la deuda experimentaron bajas del orden del 2,00 por ciento y en el caso particular de los cupones atados a la marcha del PIB el retroceso resultó del 4,41 por ciento. 

Por otro lado, el dólar al público en la "city" porteña se mantuvo en 3,12 pesos el tipo vendedor y en el sector mayorista la divisa mostró una leve suba con el soporte del Banco Central hasta el final de la jornada, cuando "aparecieron vendedores especulando con la posibilidad de que el Central lo subiera algo más", resumió
Fernando Izzo, de ABC Mercado de Cambios.

Fuente: Télam