El caso de Brian, el chico de 5 años internado con estado vegetativo permanente en un hospital de Puerto Madryn al que los médicos sugieren retirarle el respirador artificial, reavivió el debate sobre los cuadros irreversibles y la posibilidad de extender la vida –o lo que queda de ella– gracias a medios mecánicos.

“Son temas complejos para resolver ", aseguró a Rosario3.com María del Carmen Carradori, sub directora del hospital de Niños Víctor J. Vilela. "Estos temas son abordados por el comité de ética de cada hospital con un enfoque interdisciplinario: filosófico, psicológico, médico y legal”, señaló.

En el Vilela existen actualmente dos casos similares. Se trata de dos chiquitos de 6 y 2 años y medio que tienen patologías congénitas que les impiden practicar por su cuenta las funciones vitales del organismo. “Ellos dependen de aparatos para vivir, están postrados, pero no tienen muerte cerebral", aclaró Carradori, quien explicó que "en estos momentos se analiza la posibilidad de derivarlos a sus respectivos domicilios con la asistencia técnica y médica necesaria para que se preserve la vida todo lo que sea necesario”.

Pero la pregunta crucial está referida al criterio que se utiliza para decidir cuándo se debe quitar el respirador a un paciente que tiene prácticamente nulas posibilidades de salir de ese estado que lo aísla del mundo.

Para Genoveva Martínez, neuróloga del Centro Único de Ablación e Implante de Órganos (Cudaio) hay que establecer una diferencia esencial entre el estado de muerte cerebral y el estado vegetativo persistente, ya que ambos tienen parámetros científicos precisos y en la descripción del caso de Chubut hay quienes dicen que se trata de el primer cuadro y otros del segundo.

La muerte cerebral, describe la médica, "implica la ausencia total de las funciones encefálicas (del cerebro y del tronco encefálico) como la respiración, la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Si estas funciones están ausentes, el paciente tiene muerte cerebral". En esos casos, explicó Martínez, "una vez comprobado que el cuadro es irreversible, a pesar de que el corazón gracias a su automatismo, puede seguir latiendo unas horas más después del cese de las otras funciones, se le sugiere a los familiares la posibilidad de donar los órganos del paciente” .

"Un cuadro muy distinto es el del paciente con estado vegetativo permanente –sostiene la neuróloga–, ya que el paciente con este diagnóstico si bien está en estado de coma, conserva algunas respuestas por ejemplo frente al dolor, o a la luz o se mueve en su cama, su electroencefalograma responde a un patrón de sueño-vigilia, pero está totalmente aislado de su entorno. El paciente está vivo, a diferencia del que tiene muerte cerebral”.

Habitualmente, cuando los médicos se encuentran frente a este último caso –estado vegetativo permanente– suelen sugerir a la familia que el paciente sea derivado a su casa con los mismos cuidados y aparatos que tiene en el hospital (algo bastante complejo para los hogares más humildes, debido al costo) ya que el paciente puede permanecer así durante años, con remotas o nulas posibilidades de volver a la realidad.

La misma decisión se toma frente a pacientes terminales a los que ya se les han practicado todas las intervenciones y tratamientos necesarios para preservarle la vida.

Esto último podría resolverse con relación al caso de Chubut, ya que de acuerdo al último diagnóstico médico difundido, el niño padece una lesión cerebral que le produjo “una sección entre la cabeza y el cuerpo, que lo instaló en un estado vegetativo permanente”, según publican medios locales.

Por su parte, el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, puso a disposición de la familia de Brian Andrade el respirador que lo mantiene con vida para que dispongan de él el tiempo que sea.