Pedro Robledo

Ante un público numeroso y muy expectante por el toque en vivo de los doce temas del nuevo disco, Pedro Aznar se presentó en El Cïrculo en la fría noche del sábado.

En el inicio, mostró su faceta y su impronta más rockera, con una banda que sonó potente y ajustada, favorecida y respaldada por un excelente trabajo de sonido.

El grupo que sostiene la fina y delicada propuesta de Aznar, está compuesto por Julián Semprini (batería), Alejandro Oliva (percusión), Manuel "Coqui" Rodríguez (guitarra) y Hernán Jacinto (teclados y coros). Pedro interpreta guitarras, teclado y bajo.

La cuidada puesta incluye un marco estético enriquecido con imágenes que muestran personajes admirados y escenas vinculadas a la naturaleza y los sentidos. Todo apunta a producir en el receptor una mirada introspectiva.

El extenso repertorio alternó temas del nuevo disco con hits de todos sus discos anteriores, desde "Quebrado", uno de los más recientes, hasta canciones de aquellos primeros álbumes de comienzos de los años 80.

A la hora de contar detalles del nuevo trabajo, explicó: "estuve un mes refugiado en un bosque al lado del mar con la premisa de componer un tema por día. Los doce salieron espontáneos, luego completamos el trabajo en Londres (en Abbey Road, donde grabaron Los Beatles) junto a una orquesta de 22 músicos".

La temática de las canciones incluídas en "Ahora" es variada, pero todas poseen el hilo conductor que significa expresar sentimientos y opiniones. Las hay de amor, intimistas, pero también acerca de problemáticas universales ("sobra hambre en América Latina", es el final de la letra de "Ruina sobre ruinas").

Creando previamente un especial clima, Aznar brindó homenaje a artistas que le dejaron marcas imborrables: John Lennon, Luis Alberto Spinetta, Charly García. Cantó una canción de cada uno.

El más emotivo de estos momentos especiales fue el tributo a Gustavo Cerati, con una muy lograda versión de "Lisa", solo con su guitarra.

Y el más íntimo, el más profundo tramo del show, fue el destinado al recuerdo de su madre, plasmado en "Un solo jazmín".

Como cierre del concierto, antes de los bises, ofrece el tema que da título al disco. Previamente, pide al público que escuche la última nota que se extiende lo suficiente como para generar la vibración que provoca un viaje al interior de cada uno.

El show termina con "Cuando el amor", la canción que cierra el disco, poniendo solamente su voz junto al teclado de Hernán Jacinto. Allí ya el público, siempre respetuoso, nunca atosigando con el pedido de hits como suele suceder, entra en trance, en armonía con el artista.

Nunca estridente, ni aún en el segmento más heavy , siempre pulcro, prolijo, nunca caótico. Pedro Aznar parece ubicarse un paso más allá del rock, aunque este género haya sido su punto de partida.