Aquellas mujeres que no pueden lograr un embarazo en forma natural tendrán una nueva posibilidad mediante el transplante de útero. Científicos del Royal Veterinary College de Londres anunciaron que en dos años se hará realidad esta posibilidad en humanos.

 

Los expertos británicos realizaron con éxito el trasplante en cinco conejas, a las que se trasplantaron úteros con una técnica que permitió mantener el suministro constante de sangre durante toda la gestación. Ahora se someterá a otras cobayas trasplantadas a un tratamiento de fertilidad, informó el ginecólogo jefe del Hammersmith Hospital de Londres, Richard Smith.

A partir de ahí, se experimentará en mamíferos más grandes, con la esperanza de poder aplicarlo en el futuro en seres humanos. Según Smith la operación incluye el injerto del útero con todas sus venas y arterias. "Hemos conseguido resolver el misterio de cómo lograr un trasplante con éxito y plenamente vascularizado”, señaló.

 

La idea es que el útero sólo permanezca trasplantado durante el tiempo que dure la gestación, y en principio el único obstáculo será que las trasplantadas tendrán que ser sometidas a una cesárea porque el órgano injertado no soportaría un alumbramiento natural.

Además, la concepción tendrá que ser el resultado de un tratamiento de fertilidad, porque las mujeres con un útero trasplantado correrán un riesgo mayor de sufrir un embarazo ectópico (cuando el óvulo fertilizado se desarrolla en tejidos distintos a los de la matriz).

Sin embargo, esta investigación fue recibida con escepticismo por otros profesionales del sector, como la Sociedad Británica de Fertilidad, que plantea la diferencia entre demostrar la eficacia en una coneja y ser capaz de hacerlo en animales más grandes o en un ser humano.

Otros señalan que la importancia de tener en cuenta las implicaciones éticas. No obstante, una ONG británica hizo un llamamiento para recaudar 276.000 euros para seguir adelante con la investigación.

En Arabia Saudí ya se intentó un trasplante de útero de una donante viva, que fue rechazado por la receptora, aunque Richard Smith apuntó que posiblemente fracasó porque los cirujanos no habían dado aún con la forma de conectar las arterias y las venas que intervienen en el funcionamiento del útero, lo que dejó al órgano sin el oxígeno necesario.

Fuente: EFE