Si algo le faltaba a Rosario para alimentar su pretensión de copiar a Barcelona ya lo tiene. Es que, desde hace seis meses circula por las calles rosarinas un colectivo ecológico muy similar a los autobuses alimentados por hidrógeno que funcionan en la ciudad europea.

 

Entre 2003 y 2005 Barcelona, junto con otras ocho ciudades de Europa, fue escenario de una prueba piloto de autobuses alimentados con pilas de hidrógeno. Los coches son modelo Citaro y están diseñados por Mercedes Benz.

 

La pila de combustible que alimenta el motor cuenta con 1.500 placas conectadas entre sí que generan una corriente eléctrica de 600 voltios, gracias a una reacción química entre el hidrógeno y el aire. Entre las ventajas de este tipo de combustible figura la no emisión de partículas contaminantes, ya que la reacción química sólo desprende vapor de agua, que se elimina por el tubo de escape.

 

Además, el funcionamiento es totalmente silencioso y la energía es limpia porque justamente no proviene de combustibles fósiles. La autonomía del motor oscila entre los 200 y los 250 kilómetros , con una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora.

 

En sintonía con lo que establece el Protocolo de Kyoto, tanto en el caso europeo como en el argentino, las alternativas a los combustibles de origen fósil no sólo surgen por respeto medioambiental, sino también por una situación energética cada vez más preocupante.

 

Así que acá va un argumento más para los que creen que Rosario se puede parecer a la ciudad española y se esmeran en resumir esa idea con la definición de que vivimos nada más y nada menos que “en la Barcelona argentina”.