Silvina Casablancas es doctora en Pedagogía por la Universidad de Barcelona con especialización en Tecnología Educativa, profesora y Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Buenos Aires y profesora de enseñanza primaria. Ejerce la docencia desde el año 1986, desempeñándose en el nivel primario, secundario, terciario y universitario en Argentina y en España. Su área de especialización e investigación se centra en la formación docente con tecnologías. Participó en diversas investigaciones en el ámbito europeo. Actualmente también es docente de la Universidad Nacional de Moreno en la Licenciatura de Educación Secundaria y la Licenciatura en Educación Inicial.

La especialista cuenta cómo surge su interés respecto a la utilización de las tecnologías en la educación y enfatiza la reubicación del saber del docente ante el contexto digital:

“Muchas veces se supone que los que trabajamos en tecnología educativa, y nos detenemos a pensar el vínculo de la docencia con ellas en la actualidad, es porque tenemos un especial interés en los dispositivos informáticos y electrónicos como computadoras, tablets, ipads. Mi vínculo con el estudio de la tecnología en la educación justamente no parte por ahí. Parte de mi propio interés como maestra en encontrar nuevas formas de concretar y diseñar materiales didácticos, más pertinentes y valiosos, para los chicos y las chicas. Luego, el contexto europeo, y mi estudio en la Universidad de Barcelona contribuyeron a vincularme con el diseño de materiales didácticos a través del uso de las computadoras en las aulas, y nuevos programas con los que se trabaja desde jardín de infantes que yo desconocía. Creo que este contexto digital en el que nos encontramos inmersos, nos compele fuertemente a los docentes a hacer uso de las tecnologías y a reubicar nuestro saber. Digo reubicar porque no significa dejar de utilizar los materiales didácticos que hemos utilizado en otras oportunidades, sino ver de qué forma transformamos los ya existentes o confeccionamos nuevos. Debemos aprender a usar esos materiales didácticos que vienen de la mano de la cultura digital”.

Acerca de las ventajas del uso de las tecnologías, afirma:

“Creo que las ventajas son numerosas, Las tecnologías magnifican y diversifican las posibilidades de enseñanza. El hecho de tener una computadora conectada a Internet puede transportar a un docente en cualquier lugar de nuestro país a todos los museos que quiera visitar con sus alumnos. Hoy hay muchos contenidos al alcance de los docentes a través de distintos portales educativos…Antes recogíamos la información mediante imágenes, cuentos, manuales, enciclopedias. Todo eso hoy puede estar presente con una simple netbok conectada a Internet disponible en el aula. Grabar a los alumnos, fotografiar secuencias de un trabajo colaborativo interesante, el compartir en espacios virtuales muchos de ellos gratuitos, vuelven transparentes las paredes del aula porque esos materiales se pueden mostrar a otros grupos dentro de la misma institución, o a otras instituciones en Argentina o en otros países, también a las familias. Todo esto conduce a que el aprendizaje para los chicos sea más significativo, más valioso”.

La doctora destaca la gran importancia que se le está dando al uso de las tecnologías mediante la implementación de determinadas políticas e instancias de formación, pero señala que la iniciativa y las ganas del docente cumplen un papel insoslayable en las prácticas educativas:

“Hay un movimiento muy importante en la Argentina con respecto a la inclusión digital, para que los docentes puedan adentrarse en el uso de las tecnologías. De hecho el plan Conectar Igualdad es un plan muy ambicioso que se propone entregar net Books a las escuelas públicas secundarias de todo el país, a sus docentes y a institutos de formación docente. Es una decisión política muy importante, que además se ve acompañada por diferentes instancias de formación docente, porque no sólo se trata de dotar de computadoras. Al mismo tiempo, hay que Ver cómo integrar esas tecnologías a las prácticas de clase, al currículum vigente y a las propuestas educativas que esos docentes estén llevando a cabo. Esto no es un paso sencillo ni se da de una sola vez. Lo que sí creo es que existe un movimiento en tal sentido”.

Y agrega: “El docente es como un transeúnte digital. Es decir, de ninguna forma se puede pensar que la formación docente termina con la formación de base de los profesorados o de las universidades, sino que continúa en contacto con diferentes formas de experimentar la docencia. Y una forma de experimentar la docencia en el momento actual, tiene que ver con contextualizarla en las necesidades que existen, y también tomar los saberes que los chicos traen a clase. No todo tiene que ver solamente con las políticas públicas, que son evidentemente una condición necesaria. Depende mucho de las ganas, de la iniciativa del docente para formarse, innovar, juntarse con otros profesores, que estén implementando tecnologías en las aulas y que quieran compartir determinadas propuestas”.

Casablancas sostiene que, en muchas ocasiones no se tienen en cuenta las emociones y sentimientos que provoca en los docentes este nuevo escenario permeado por tecnologías, el cual conlleva un nuevo rol en el que el maestro ya no es el propietario del saber:

“Sintetizando las investigaciones que llevé a cabo en el contexto europeo y las que comienzo en el argentino, creo que se olvidó el componente emocional: ¿Qué siente el docente que tiene que enseñar con tecnologías, qué temores e inseguridades le provocan? ¿Cómo se vuelve a encontrar con su propio rol en este nuevo escenario? Creo que estas cuestiones tienen que salir a la luz sobre todo porque el rol del docente ha sido siempre muy caracterizado por el hecho de que al estar dentro del aula era el que poseía el saber, el que no tenía permitido dudar. Y sobre la base de la no duda no se puede construir. El docente es una persona que se mueve en el contexto en que le toca ejercer su profesión. En este caso, el contexto digital, y debe permitirse aprender, conocer y equivocarse con sus alumnos al enseñar con tecnologías”. En cualquier análisis o investigación este componente emocional merece un lugar destacado”.

Autora: María Mercedes Pombo, Lic. en Comunicación Social.