Como pasó en 2003, cuando Néstor Kirchner vino al festejo del Día de la Bandera, este 20 de junio y aprovechando la presencia del mandatario, una nena se animó a subir al palco a saludarlo a él y a "la primera ciudadana", como le gusta que la llamen a la senadora Cristina Fernández.
En aquella oportunidad, el niño, Brian, acaparó la atención del presidente de la Nación y se robó los flashes de la mayoría de las cámaras de prensa apostadas en el lugar.
Esta vez, como si hubiera algún plan diseñado para reeditar en detalle aquel momento, una nena de casi la misma edad subió al palco mayor donde estaban las autoridades. ¿Cómo estaba vestida? Con una vincha y una remera que tenía la cara impresa de la senadora bajo la frase: “Cristina 2007”.
La niña, que no se despegó ni un momento de Cristina y habló al oído con la primera dama, hasta se dio el lujo de también contarse secretos con el gobernador Jorge Obeid.
Aunque Kirchner jugó a taparle el mensaje estampado en el buzo, apenas la niña entró en el palco esa imagen fue la quedó capturada en casi todas las cámaras que dispararon sobre la hilera de funcionarios que, a los codazos, intentaban también ser ejes de los flashes.
Sin lugar a dudas, fue un guiño certero. Quizás lo que Kirchner no se animó a decirle a la prensa una vez abajo del escenario, lo decía claramente el mensaje plasmado en el cuerpo de la nena. ¿Será pingüina entonces?
En aquella oportunidad, el niño, Brian, acaparó la atención del presidente de la Nación y se robó los flashes de la mayoría de las cámaras de prensa apostadas en el lugar.
Esta vez, como si hubiera algún plan diseñado para reeditar en detalle aquel momento, una nena de casi la misma edad subió al palco mayor donde estaban las autoridades. ¿Cómo estaba vestida? Con una vincha y una remera que tenía la cara impresa de la senadora bajo la frase: “Cristina 2007”.
La niña, que no se despegó ni un momento de Cristina y habló al oído con la primera dama, hasta se dio el lujo de también contarse secretos con el gobernador Jorge Obeid.
Aunque Kirchner jugó a taparle el mensaje estampado en el buzo, apenas la niña entró en el palco esa imagen fue la quedó capturada en casi todas las cámaras que dispararon sobre la hilera de funcionarios que, a los codazos, intentaban también ser ejes de los flashes.
Sin lugar a dudas, fue un guiño certero. Quizás lo que Kirchner no se animó a decirle a la prensa una vez abajo del escenario, lo decía claramente el mensaje plasmado en el cuerpo de la nena. ¿Será pingüina entonces?