Siempre en el lugar de los hechos, ellos fueron los ojos que vieron lo que pasaba en los distintos rincones de la ciudad en medio de la crisis que generó el temporal. Su relato fue construyendo la información sobre una tragedia que afectó –afecta– a miles y que otros miles siguieron, justamente, a partir de lo que ellos transmitían.
¿Fue sólo la naturaleza? ¿Cuál es la responsabilidad de los gobernantes? ¿Qué va a pasar ahora que viene el día (los días) después? De estas cuestiones, a partir de cuatro preguntas que se repitieron a todos los consultados, Rosario3.com habló con algunos de los periodistas cuyo ámbito de trabajo es ni más ni menos que la calle: Arel Borderi, Florencia Coll, Gustavo Poles, Pablo Procopio, y Daniel Amoroso.
1. ¿Qué sensaciones te dejan coberturas de este tipo?
Gustavo Poles: Es una sensación difícil de describir. En el medio está el dolor y la tristeza de los que perdieron todo y piden ayuda y dicen no tenerla. Y me trajo imágenes de otras situaciones dramáticas para Rosario y el país, algunas de las cuales me tocó cubrir, como las inundaciones de Cañada de Gómez o conflictos grandes como los saqueos.
Ariel Borderi: Dolor, desamparo y que hay falta de trabajo de los dirigentes, que hay falta de previsión, sin dudas.
Daniel Amoroso: Laboralmente es muy enriquecedor, pero humanamente muy triste. La sensación fue que esta historia ya la viví. Hace tres años o cuatro hice el mismo recorrido con un carretón parecido por el barrio Nuevo Alberdi completamente inundado por el desborde del Ibarlucea. Se repiten las cosas, las cuestiones pasan y finalmente nadie las soluciona.
Florencia Coll: Me siento bien haciendo este trabajo, porque sé que puedo hacer algo y comprometerme, hacer algo por el otro. Y se ve la improvisación porque volvemos a habar de obras que no se terminaron de realizar, canalizaciones que no se hacen. Y más allá de que hay un acuerdo tácito que de eso no se hable durante la tragedia, no pasa desapercibido porque preocupa, y no nos podemos no hacer cargo que situaciones de este tipo se van a vivir cada vez más seguido.
Pablo Procopio: Veo que los funcionarios tratan a la gente como evacuados, pero son y serán inundados. No se salva con evacuarlos alguna vez. Es un error nuestro también. Son inundados, viven entre el agua y su situación no se resuelve con colchones y asistencia.
2-¿Desde qué momento pudiste dimensionar la magnitud de la catástrofe? ¿Fue apenas empezó el temporal o primero te pareció una tormenta más?
Gustavo Poles: Todo indicaba que iba a ser así. Al menos no llegó a lo que se calculaba anteanoche con el posible desborde del Ludueña, que hubiese empeorado todo mucho más.
Ariel Borderi: Al segundo día me di cuenta que se iba a complicar. Por la intensidad de la lluvia y el pronóstico. Las zonas más afectadas se inundan siempre. No es que hoy nos desayunamos. El proyecto integral dice que tienen que hacerse la obra del Ibarlucea y ser trasladados.
Daniel Amoroso: Tomé dimensión cuando pudimos recorrer toda la zona inundada de Nuevo Alberdi. Era evidente que iba a seguir bajando agua y que iba a ser peor.
Florencia Coll: El lunes pareció una tormenta más, pero el martes estaba a las 8.30 en Nuevo Alberdi y se veía bajar el agua que aumentaba minuto a minuto. Era una foto de cine catástrofe porque ahí vi dos carros de caballos que volvían con gente y botes, botes en una ruta, mientras esperaban desesperadamente el tractor. No podía no preverse lo del canal Ibarlucea.
Pablo Procopio: Al principio me pareció una de tantas, no me imaginé que iba a ser así como fue. Estaba en el centro y parecía que iba a haber lluvia, árboles caídos, bocas de tormenta tapadas. Pero no inundación como esta, algo que en Rosario hacía mucho que no pasaba.
3-Alguna historia que te haya impactado.
Gustavo Poles: Me parece que tiene que ver con la ética periodística. Hay que tener mucha cautela en lo que se difunde en lo que se cuenta, para no echarle más leña al fuego y a la vez estar sobre los funcionarios. No hay que cargar más las tintas pero por otro lado hay que darle voz al reclamo, que también se mezcla con la pobreza estructural. Los colegas locales estuvieron a la altura de las circunstancias; lo que te rompe las pelotas es que vengan dos tarados de Buenos Aires y que vos, que salís embarrado del barrio, ves en la tele que titulan “Rosario sumergida bajo las aguas” de título. Es condenable.
Ariel Borderi: Cómo se reflotó el recuerdo que tenía la gente del 86. Y los vecinos tapialando la casa con ladrillo y cemento en la zona del Ludueña. La historia de una mujer con cinco pibes que la sacaron descalza, ni hojotas tenía. “Por lo menos tratá de salvar la tele”, le dijo al marido.
Daniel Amoroso: Las imágenes de cómo la gente está resignada a vivir como vive, en ranchitos de chapa, con gallinas, conviviendo con animales, el espacio donde vive. Todos lo que hacían era tratar de salvar lo que sabían que no iban a tener, como un televisor. Colchones y ropa se les hacía imposible. Hay gente que se ha ido y ha quedado la ropa tendida. El agua no les dio tiempo ni para salvar la ropa.
Florencia Coll: Varias historias en Nuevo Alberdi. Un tipo que fuimos a buscar con el tractor. Se pincha la goma en el medio, se baja, y se pone a arreglar la cubierta. Detalles así, hasta tragicómicos. Y algo que se repite: los hombres se quedan en la casa cuidando lo que se pueda salvar y en los centros de evacuados hay sólo mujeres y chicos. Había hombres que se querían evacuar y no tenían lugar. De todos modos, comparando lo de Santa Fe en 2003, fue buena la organización.
Pablo Procopio: Lo que vi de cerca. Estuve ese día en lo de los pescadores que desaparecieron en Moreno y el río. Cuando llegué salí al aire enseguida, con un policía que me cuenta lo que estaba pasando. Y mientras estoy en eso me acerco a la barranca, veo la casa y era como si le hubiera caído algo encima y la hubiera aplastado. Impresionante.
4-¿Cómo imaginás el día después?
Gustavo Poles: Con mucho conflicto, mucho reclamo de asistencia. Pero la sensación es que hay más cancha después de la pedrea y va a ser más efectiva la respuesta. Va a estar difícil: el barro y las necesidades. Va a ser largo y conflictivo.
Ariel Borderi: Con un sinfín de reclamos, que van a ser más importantes que los de la pedrea.
Daniel Amoroso: Me imagino que va a haber reclamos por todos lados y no me gustaría que en medio de todo esto empiecen los dardos entre los funcionarios, los candidatos. Por lo menos hasta que no esté solucionado lo de la gente. Toda va a depender de lo que pase cuando baje el agua. De cómo sea la asistencia ahora, de lo rápido que actúen los funcionarios. Es importante que la gente vuelva a sus casas y esté acompañada, contenida, porque si lo único que hay es barro y el mismo rancho…
Florencia Coll: Difícil, no dejo de lado que es un año electoral y por otro lado va a ser complicada la vuelta a casa. Después que bajan las aguas salta la mierda; no va a ser fácil ni con las elecciones ni con el tema de la contención social y psicológica. En muchos lugares no va a haber nada. Va a ser difícil sobreponerse para gente que perdió todo.
Pablo Procopio: Imagino la ciudad con resabios que se notan mucho ya hoy como las calles destruidas. Y la gente volviendo a sus casas en el mismo lugar y sin modificaciones, con la posibilidad de que vuelva a pasar exactamente lo mismo latente.
¿Fue sólo la naturaleza? ¿Cuál es la responsabilidad de los gobernantes? ¿Qué va a pasar ahora que viene el día (los días) después? De estas cuestiones, a partir de cuatro preguntas que se repitieron a todos los consultados, Rosario3.com habló con algunos de los periodistas cuyo ámbito de trabajo es ni más ni menos que la calle: Arel Borderi, Florencia Coll, Gustavo Poles, Pablo Procopio, y Daniel Amoroso.
1. ¿Qué sensaciones te dejan coberturas de este tipo?
Gustavo Poles: Es una sensación difícil de describir. En el medio está el dolor y la tristeza de los que perdieron todo y piden ayuda y dicen no tenerla. Y me trajo imágenes de otras situaciones dramáticas para Rosario y el país, algunas de las cuales me tocó cubrir, como las inundaciones de Cañada de Gómez o conflictos grandes como los saqueos.
Ariel Borderi: Dolor, desamparo y que hay falta de trabajo de los dirigentes, que hay falta de previsión, sin dudas.
Daniel Amoroso: Laboralmente es muy enriquecedor, pero humanamente muy triste. La sensación fue que esta historia ya la viví. Hace tres años o cuatro hice el mismo recorrido con un carretón parecido por el barrio Nuevo Alberdi completamente inundado por el desborde del Ibarlucea. Se repiten las cosas, las cuestiones pasan y finalmente nadie las soluciona.
Florencia Coll: Me siento bien haciendo este trabajo, porque sé que puedo hacer algo y comprometerme, hacer algo por el otro. Y se ve la improvisación porque volvemos a habar de obras que no se terminaron de realizar, canalizaciones que no se hacen. Y más allá de que hay un acuerdo tácito que de eso no se hable durante la tragedia, no pasa desapercibido porque preocupa, y no nos podemos no hacer cargo que situaciones de este tipo se van a vivir cada vez más seguido.
Pablo Procopio: Veo que los funcionarios tratan a la gente como evacuados, pero son y serán inundados. No se salva con evacuarlos alguna vez. Es un error nuestro también. Son inundados, viven entre el agua y su situación no se resuelve con colchones y asistencia.
2-¿Desde qué momento pudiste dimensionar la magnitud de la catástrofe? ¿Fue apenas empezó el temporal o primero te pareció una tormenta más?
Gustavo Poles: Todo indicaba que iba a ser así. Al menos no llegó a lo que se calculaba anteanoche con el posible desborde del Ludueña, que hubiese empeorado todo mucho más.
Ariel Borderi: Al segundo día me di cuenta que se iba a complicar. Por la intensidad de la lluvia y el pronóstico. Las zonas más afectadas se inundan siempre. No es que hoy nos desayunamos. El proyecto integral dice que tienen que hacerse la obra del Ibarlucea y ser trasladados.
Daniel Amoroso: Tomé dimensión cuando pudimos recorrer toda la zona inundada de Nuevo Alberdi. Era evidente que iba a seguir bajando agua y que iba a ser peor.
Florencia Coll: El lunes pareció una tormenta más, pero el martes estaba a las 8.30 en Nuevo Alberdi y se veía bajar el agua que aumentaba minuto a minuto. Era una foto de cine catástrofe porque ahí vi dos carros de caballos que volvían con gente y botes, botes en una ruta, mientras esperaban desesperadamente el tractor. No podía no preverse lo del canal Ibarlucea.
Pablo Procopio: Al principio me pareció una de tantas, no me imaginé que iba a ser así como fue. Estaba en el centro y parecía que iba a haber lluvia, árboles caídos, bocas de tormenta tapadas. Pero no inundación como esta, algo que en Rosario hacía mucho que no pasaba.
3-Alguna historia que te haya impactado.
Gustavo Poles: Me parece que tiene que ver con la ética periodística. Hay que tener mucha cautela en lo que se difunde en lo que se cuenta, para no echarle más leña al fuego y a la vez estar sobre los funcionarios. No hay que cargar más las tintas pero por otro lado hay que darle voz al reclamo, que también se mezcla con la pobreza estructural. Los colegas locales estuvieron a la altura de las circunstancias; lo que te rompe las pelotas es que vengan dos tarados de Buenos Aires y que vos, que salís embarrado del barrio, ves en la tele que titulan “Rosario sumergida bajo las aguas” de título. Es condenable.
Ariel Borderi: Cómo se reflotó el recuerdo que tenía la gente del 86. Y los vecinos tapialando la casa con ladrillo y cemento en la zona del Ludueña. La historia de una mujer con cinco pibes que la sacaron descalza, ni hojotas tenía. “Por lo menos tratá de salvar la tele”, le dijo al marido.
Daniel Amoroso: Las imágenes de cómo la gente está resignada a vivir como vive, en ranchitos de chapa, con gallinas, conviviendo con animales, el espacio donde vive. Todos lo que hacían era tratar de salvar lo que sabían que no iban a tener, como un televisor. Colchones y ropa se les hacía imposible. Hay gente que se ha ido y ha quedado la ropa tendida. El agua no les dio tiempo ni para salvar la ropa.
Florencia Coll: Varias historias en Nuevo Alberdi. Un tipo que fuimos a buscar con el tractor. Se pincha la goma en el medio, se baja, y se pone a arreglar la cubierta. Detalles así, hasta tragicómicos. Y algo que se repite: los hombres se quedan en la casa cuidando lo que se pueda salvar y en los centros de evacuados hay sólo mujeres y chicos. Había hombres que se querían evacuar y no tenían lugar. De todos modos, comparando lo de Santa Fe en 2003, fue buena la organización.
Pablo Procopio: Lo que vi de cerca. Estuve ese día en lo de los pescadores que desaparecieron en Moreno y el río. Cuando llegué salí al aire enseguida, con un policía que me cuenta lo que estaba pasando. Y mientras estoy en eso me acerco a la barranca, veo la casa y era como si le hubiera caído algo encima y la hubiera aplastado. Impresionante.
4-¿Cómo imaginás el día después?
Gustavo Poles: Con mucho conflicto, mucho reclamo de asistencia. Pero la sensación es que hay más cancha después de la pedrea y va a ser más efectiva la respuesta. Va a estar difícil: el barro y las necesidades. Va a ser largo y conflictivo.
Ariel Borderi: Con un sinfín de reclamos, que van a ser más importantes que los de la pedrea.
Daniel Amoroso: Me imagino que va a haber reclamos por todos lados y no me gustaría que en medio de todo esto empiecen los dardos entre los funcionarios, los candidatos. Por lo menos hasta que no esté solucionado lo de la gente. Toda va a depender de lo que pase cuando baje el agua. De cómo sea la asistencia ahora, de lo rápido que actúen los funcionarios. Es importante que la gente vuelva a sus casas y esté acompañada, contenida, porque si lo único que hay es barro y el mismo rancho…
Florencia Coll: Difícil, no dejo de lado que es un año electoral y por otro lado va a ser complicada la vuelta a casa. Después que bajan las aguas salta la mierda; no va a ser fácil ni con las elecciones ni con el tema de la contención social y psicológica. En muchos lugares no va a haber nada. Va a ser difícil sobreponerse para gente que perdió todo.
Pablo Procopio: Imagino la ciudad con resabios que se notan mucho ya hoy como las calles destruidas. Y la gente volviendo a sus casas en el mismo lugar y sin modificaciones, con la posibilidad de que vuelva a pasar exactamente lo mismo latente.


