Los colombianos podrán escoger a 32 gobernadores, 1.098 alcaldes, 418 diputados departamentales, 12.030 concejales municipales y 4.949 ediles de juntas distritales entre 86.449 candidatos.

Como ha sido habitual en los últimos años, la campaña se tiñó de sangre por la acción de grupos armados, entre ellos la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y los paramilitares de ultraderecha.

Durante este año fueron asesinados cerca de 30 políticos que inscribieron sus candidaturas o mostraron interés en hacerlo, informa DPA.

Las FARC enfilaron sus ataques contra los candidatos de la coalición de derecha que respalda al presidente Álvaro Uribe, que tiene comprometidos en un proceso judicial a cerca de 40 de sus congresistas por presuntos nexos con los paramilitares.

Por su parte, estos grupos han amenazado y atacado a candidatos de los partidos opositores Polo Democrático Alternativo (PDA, izquierda) y Partido Liberal (centro).

Aunque el interés de estas elecciones es de tipo local, las votaciones que más llaman la atención en el país son las que se cumplirán en Bogotá, pues al cargo de alcalde del Distrito Capital se le considera el segundo en importancia de la rama pública después de la Presidencia de la República.

La lucha en Bogotá será entre el izquierdista Samuel Moreno (47 años), del PDA, y el ex alcalde de centroderecha Enrique Peñalosa (56), que gobernó entre 1998 y 2000 con altos índices de aprobación.

La campaña fue muy agitada esta semana por denuncias de una supuesta "guerra sucia" contra Moreno y la intervención del presidente Uribe con reiterativas aunque tácitas voces de respaldo a Peñalosa, lo cual ha creado polémica porque al jefe de Estado no le es permitido inmiscuirse en actividades de proselitismo político.

Moreno aspira a mantener en manos del PDA el manejo de la capital, tras el triunfo de Luis Eduardo Garzón en 2003.

Peñalosa, que cuenta con el respaldo de la coalición de gobierno, empezó liderando las encuestas, pero Moreno lo superó.

Esta semana se presentó una controversia cuando en un debate televisado Moreno respondió afirmativamente una pregunta en torno a si estaría dispuesto a "comprar 50 votos" para "salvar a Bogotá" y evitar el triunfo de un rival que "compró 50.000 votos".

El candidato izquierdista pidió disculpas y dijo que lo había confundido el verbo "salvar", por lo que entendió que debía decir que sí estaba dispuesto a hacer lo que fuera para ayudar a la ciudad.

El error fue destacado por sus rivales, a lo que se sumó un artículo del semanario comunista "Voz" con críticas por la manera como se formuló esa pregunta y al provecho que sacó Peñalosa.

La intervención más abierta del presidente Uribe ocurrió este viernes, cuando insistió en que los bogotanos no deben elegir a "candidatos que compren votos" ni a los que tengan "el apoyo de la guerrilla", en referencia a la ideología comunista de "Voz".

Las directivas del PDA acusaron a Uribe de intervención en política partidista a favor de los candidatos del oficialismo, pero la Casa de Nariño (sede de gobierno) respondió que el mandatario nunca se refirió con nombre propio a Moreno.

Uribe reiteró el sábado su pronunciamiento, aunque Moreno sigue de favorito, según una encuesta de la firma Datexco.

Moreno cuenta con el 39,5 por ciento de la intención de voto frente a un 22,1 por ciento de Peñalosa, lo que demostraría que los hechos recientes no le habrían hecho daño, según el diario "El Tiempo".

Uribe ofreció recompensas de diez millones de pesos (4.900 dólares) a quienes con sus informaciones permitan la captura de personas que estén comprando votos.

Las autoridades descubrieron este sábado en la caribeña ciudad de Cartagena de Indias un autobús en el cual varias personas llevaban 1.937 millones de pesos (unos 965.000 dólares) en efectivo y cheques que supuestamente iban a ser utilizados en la compra de votos.

Las Fuerzas Armadas dieron un reporte de tranquilidad en todo el país y señalaron que alrededor de 200.000 efectivos garantizarán la seguridad de las urnas y los votantes.

El Ejército informó de la muerte de seis miembros de las FARC y uno del también guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN) en operaciones cumplidas en los departamentos de Bolívar, Cauca, Caquetá, Quindío y Nariño.