Así como hay bacterias temidas y combatidas, que ponen en jaque al ser humano, no todos estos microorganismos tienen el papel de malos en la naturaleza. Hay algunos que si no están en el cuerpo generan muchos problemas. Tal es el caso de los lactobacilos, que habitan predominantemente en el tracto intestinal.

Las publicidades siguen recomendando consumir yogur para mantener la microbiota intestinal, pero estas pequeñas bacterias protectoras, presentes en los lácteos, también cumplen otras funciones benéficas en el cuerpo.

Científicos del CERELA detectaron que los lactobacilos tienen un rol de protección fuera de los intestinos. Ahora, se descubrió que estas bacterias también defenderían a las mujeres de las infecciones urinarias y genitales. En investigaciones anteriores de origen europeo se había determinado que en la vagina de mujeres sanas existen diferentes lactobacilos, mientras que en las mujeres con infecciones existe una ausencia de estas bacterias, las que son reemplazadas por microorganismos patógenos.

“Hemos aislado alrededor de 140 cepas de lactobacilos diferentes en el tracto genital femenino de mujeres sanas, analizamos sus propiedades benéficas y, ahora, seleccionamos sólo cinco de ellas para poder incluirlas en el diseño de un producto farmacéutico que se pueda aplicar por vía intravaginal”, explica Fátima Nader-Macías, responsable del proyecto en el laboratorio de Microbiología Preventiva y vicedirectora del CERELA.

El estudio de las investigadoras argentinas fue publicado en la revista científica internacional “Antonie Van Leeuwenhoek” y ya superó las pruebas en ratones de laboratorio, lo que permitió dilucidar que las bacterias son capaces de proteger al organismo de patógenos como el Escherichia coli (uno de los más frecuentes en las infecciones urinarias) y de Staphylococcus aureus, entre otros.

El próximo paso para los especialistas del CERELA será la aplicación de los hallazgos en humanos, a través de la fabricación de cápsulas, óvulos o pomadas que permitan restituir las bacterias probióticas ausentes.

“La idea es diseñar el producto teniendo en cuenta lactobacilos aislados de mujeres argentinas que son diferentes a las que puedan tener mujeres en otras partes del mundo”, destaca la investigadora. Por su carácter novedoso, el proyecto preliminar logró un reconocimiento en la edición 2007 de los premios INNOVAR.

El avance en la elaboración del producto farmacéutico depende de los métodos que se están aplicando para que los lactobacilos permanezcan vivos durante un cierto período de tiempo.

Así como las leches y los yogures probióticos contienen bacterias que, luego de pasada la fecha de caducidad del producto se mueren y dejan de ofrecer sus propiedades benéficas, también este medicamento tendría su vida útil, que rondaría los dos años desde su fabricación.

Para mantener viva a la bacteria, las científicas optaron por la liofilización, que es muy útil porque preserva a los microorganismos. Este proceso consiste en convertir a las cepas en un polvo, para encapsularlas y, luego, administrarlas por vía vaginal como sucede con cualquier fármaco.

Fuente: CTyS