Como una forma de frenar el gran impacto que está teniendo la diabetes tipo 2, investigadores estadounidenses del Hospital Infantil de Cincinnati establecieron que controlando y considerando determinados parámetros o factores es posible presumir o detectar con antelación el posible desarrollo de esta enfermedad.

Esto es sumamente importante pensando en el trabajo de prevención que podría hacerse sobre las poblaciones que se identificaran como "de riesgo" y que de acuerdo con los investigadores consistirían -básicamente- en la puesta en marcha de hábitos que contribuyan a tener un estilo de vida sano.

"Desde la preadolescencia y basándonos en indicadores que son sencillos y de uso común en las prácticas médicas podemos saber -con antelación y antes de que aparezca algún síntoma- cuáles son las chicas y los chicos que presentan mayor riesgo de padecer, cuando sean un poco más grandes, diabetes tipo 2".

"Creemos que esto es fundamental, sobre todo si tenemos en cuenta que las cifras de obesidad infantil han llegado a triplicarse en algunos sitios (por ejemplo en Estados Unidos). Hay cuestiones que son sabidas y que frecuentemente son relacionadas con el riesgo de sufrir enfermedades crónicas como el sedentarismo, el sobrepeso, la obesidad y el tabaquismo. Sin embargo hasta ahora lo que no se ha profundizado es la metodología, ´el cómo´ medir ese peligro", sostuvieron los investigadores en la más reciente edición del journal “Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine”, revista en la cual figuran los resultados de la experiencia.

Siguiendo esta línea de trabajo, se propusieron determinar qué grado de sobrepeso debe ser considerado como punto de partida para empezar a preocuparse, qué nivel de glucosa podría vaticinar el desarrollo de complicaciones a corto y mediano plazo y qué implicancias podría tener la hipertensión elevada en un niño. Para hacerlo analizaron los datos médicos de dos mil niños de entre 9 y 10 años, que fueron estudiados cuando tenían esa edad aunque también 9 y 26 años después.

A lo largo de todo ese tiempo los investigadores midieron entre otros parámetros la tensión arterial, el Índice de Masa Corporal o IMC (un cálculo que permite conocer si existe y en que medida sobrepeso u obesidad y que se realiza considerando el peso y la altura), la glucosa en sangre, los antecedentes familiares y los niveles de colesterol y triglicéridos.

Una vez finalizado el seguimiento, los integrantes del Hospital Infantil de Cincinnati constataron la hipótesis de partida: los adultos que durante los años de análisis habían desarrollado patologías crónicas relacionadas con los hábitos de vida y la genética eran aquellos cuyas puntuaciones en los marcadores habían sido altas.

No obstante, remarcaron que no todas las herramientas consideradas resultaron igual de efectivas. Entre las más útiles identificaron a la tensión arterial sistólica (la primera cifra), el IMC, el nivel de glucosa, el de triglicéridos y la existencia de un progenitor afectado por diabetes.

También del análisis minucioso de cada uno de los parámetros se extrajo que los niños que habían tenido las mejores mediciones (tenían una cifra de IMC normal o no contaban con padres afectados) presentaban solo 1 % de posibilidades de desarrollar diabetes tipo 2 en un lapso de 30 años.

"Si bien se trata sólo de una aproximación al tema entre tantas que hubo y que vendrán, pensamos que estos resultados podrían y deberían servir para que los pediatras y los médicos de adolescentes pongan en marcha medidas de detección y prevención desde que los chicos son pequeños. Para esto es fundamental que se haga hincapié en la importancia de llevar adelante una dieta adecuada así como también realizar actividad física o no fumar", concluyeron los especialistas.

Fuente: Pro Salud News