“Habitualmente hablo con los consumidores y lo que me dicen es que no se consigue marihuana en ningún lado de Rosario. No trato de hacer apología del uso de esta droga pero creo que la falta tiene que ver con una estrategia montada para que los pibes consuman drogas peores”, contó a Radio 2, Silvina Osés, madre de un adolescente que actualmente está en recuperación.
El dato que colectó Silvina Osés en el barrio donde vive tiene sus motivos. Es que a un mes del secuestro de 367 kilos de marihuana y dos avionetas en un campo a 3 kilómetros de Sanford, cerca de Casilda, la hierba empezó a escasear en la ciudad.
Pero también es cierto, tal como intuye Osés, que la ausencia de la marihuana puede obedecer a un intento de algunos pequeños narcos barriales de instalar entre los usuarios un nuevo consumo: el de drogas más baratas pero más nocivas y adictivas.
“Lo lamentable es que si falta la marihuana, seguro los chicos salen a consumir algo más adictivo”, señaló Osés.
Claro, que a falta de marihuana en muchos lugares de la ciudad ya se consume paco o pasta base, una droga mucho más destructiva que la cocaína y la más letal de los últimos años. Pero curiosamente esta sustancia conocida como la “droga de los pobres” ahora no hace estragos solamente en las barriadas más marginales como al comienzo, sino también en los jóvenes de clase media que –según algunos testimonios de consumidores que pudo recoger Rosario3.com– caen en la trampa de probarla porque no consiguen marihuana.
“Fumo marihuana desde hace diez años y esta es la primera vez que me cuesta conseguir. Además, cuando pude obtener me salió carísimo. Tuve que comprar cigarrillos armados y cada porro me costó cerca de tres pesos”, contó una usuaria.
La deducción de la consumidora fue en una línea similar a la de Osés. “Los vendedores se empecinan en ganar más a costa de vender peores cosas y supongo que por eso dejan de comercializar marihuana para hacerlo con el paco que siempre viene adulterado y para ellos producirlo es más barato. Pero para el que fuma paco el costo es bien elevado”, concluyó la usuaria.
El dato que colectó Silvina Osés en el barrio donde vive tiene sus motivos. Es que a un mes del secuestro de 367 kilos de marihuana y dos avionetas en un campo a 3 kilómetros de Sanford, cerca de Casilda, la hierba empezó a escasear en la ciudad.
Pero también es cierto, tal como intuye Osés, que la ausencia de la marihuana puede obedecer a un intento de algunos pequeños narcos barriales de instalar entre los usuarios un nuevo consumo: el de drogas más baratas pero más nocivas y adictivas.
“Lo lamentable es que si falta la marihuana, seguro los chicos salen a consumir algo más adictivo”, señaló Osés.
Claro, que a falta de marihuana en muchos lugares de la ciudad ya se consume paco o pasta base, una droga mucho más destructiva que la cocaína y la más letal de los últimos años. Pero curiosamente esta sustancia conocida como la “droga de los pobres” ahora no hace estragos solamente en las barriadas más marginales como al comienzo, sino también en los jóvenes de clase media que –según algunos testimonios de consumidores que pudo recoger Rosario3.com– caen en la trampa de probarla porque no consiguen marihuana.
“Fumo marihuana desde hace diez años y esta es la primera vez que me cuesta conseguir. Además, cuando pude obtener me salió carísimo. Tuve que comprar cigarrillos armados y cada porro me costó cerca de tres pesos”, contó una usuaria.
La deducción de la consumidora fue en una línea similar a la de Osés. “Los vendedores se empecinan en ganar más a costa de vender peores cosas y supongo que por eso dejan de comercializar marihuana para hacerlo con el paco que siempre viene adulterado y para ellos producirlo es más barato. Pero para el que fuma paco el costo es bien elevado”, concluyó la usuaria.
