Luego de que el registro de oposición vecinal cerrara este lunes con la cantidad de firmas necesarias para evitar su apertura, Esperanto no se da por vencido. Los empresarios a cargo del boliche que pretende funcionar en la esquina de Presidente Roca y Zeballos denunciaron irregularidades a lo largo del proceso y aseguran que el local “va a abrir”, aunque deba hacerlo bajo un rubro diferente al de confitería bailable.

El representante de la franquicia en Rosario, Hernán Capucci, sostuvo en Radio 2 que existe una “desprolijidad muy importante y muchísimas falencias” durante la suma de adhesiones en contra, con “personas que votaron hasta cuatro veces”. Y advirtió que, de las 235 firmas que se juntaron, “hay más de cien que legalmente no son válidas”.

“Cualquier vecino se autoproclamó encargado de consorcio para controlar la veracidad y entregar las firmas de su edificio, con muy poco contenido legal”, dijo en el programa La primera de la tarde.

En ese sentido, remarcó que Esperanto ya presentó un recurso de nulidad del registro de oposición. “Nos queda impugnar las oposiciones que para nosotros no son válidas”, comentó, y anunció que se iniciará “una demanda judicial en un juicio ordinario, por lo mal que estuvo reabrir el registro”.

Se abre o se abre

No obstante, Capucci aseguró que la empresa seguirá adelante y se manifestó convencido sobre su apertura. “Aunque ahora están un poco paralizadas, las obras están a 20 o 25 días de terminarse. Seguimos trabajando porque esto se va a abrir, como confitería bailable, como bar, o como restaurante. No hablamos de daños y perjuicios –por el freno de los vecinos–, queremos abrir”, sentenció.

Consultado al respecto, el subdirector de Habilitaciones del municipio, Adrián Celiz, respondió que sobre las denuncias de irregularidades “se dieron cada una de las explicaciones correspondientes” y que recién el viernes se sabrá el número final de firmas juntadas por los vecinos que no quieren el boliche.

De todas formas, señaló que si Esperanto pide el permiso para iniciar sus actividades como bar o restaurante, sin amenización musical, “abre directamente” sin necesidad de consultar a los habitantes del barrio.